Qué hay detrás de los «planes de Rusia para el dominio global del gas»

Los medios occidentales sospechan que Vladímir Putin intenta hacerse con «el dominio global del gas». El analista y bloguero Iván Danílov explica en un artículo para RIA Novosti por qué el exitoso lanzamiento del proyecto Yamal LNG —una planta de gas natural licuado (GNL) en el Ártico— se percibe en Occidente «de una manera muy dolorosa«.

En primer lugar, señala Danílov, Rusia ha demostrado ser capaz de poner en práctica «proyectos muy costosos de alta tecnología» incluso bajo las desfavorables condiciones creadas por las sanciones occidentales. Esto supone «un descubrimiento desagradable» para los que predijeron el colapso de la ambiciosa línea energética del programa ruso del Ártico.

Pero «aún más dolorosa», según el analista, es la ambición rusa de participar en el mercado mundial del GNL, que EE.UU. «creó en gran medida para sí mismo».

La idea «loca» del ‘establishment’ estadounidense

Para comprender «la ironía de la situación», el experto sugiere recordar los antecedentes de «la lucha por el mercado mundial del gas». Hace unos años, la ‘revolución del esquisto’ en EE.UU. creó un exceso de gas en su mercado interno y, en consecuencia, la posibilidad —y la necesidad— de exportarlo.

En aquel momento, en el ‘establishment’ estadounidense surgió la idea «absolutamente loca» de aprovechar las exportaciones de GNL para «liberar a Europa de la dependencia del gas ruso». O, en otras palabras, utilizar el pretexto de combatir la influencia rusa en la UE para obligar a los consumidores europeos a comprar el costoso gas estadounidense.

Este esquema, explica Danílov, no suponía la existencia de otros jugadores serios en el mercado mundial de GNL, aparte de EE.UU. y de sus aliados cataríes, que también querían participar en el desarrollo del mercado europeo.

El «premio» asiático

Por otro lado, el analista señala que «un premio» aún más importante para los «exportadores dominantes» de energía es el mercado regional de Asia Oriental, en el que importadores como Japón, China y Corea del Sur están dispuestos a pagar «precios especialmente altos» por los suministros de GNL.

Además de los evidentes beneficios económicos, esta situación crea un mecanismo de presión política «muy desagradable para China y muy ventajoso para EE.UU.», ya que en caso de una grave crisis en las relaciones bilaterales, Washington podría dejar de suministrar el gas a Pekín, y «obligar a sus vasallos» de Catar y Australia a hacer lo mismo, causando un grave daño a la economía china. Una vez más, este esquema no contempla la presencia de jugadores independientes importantes, como Rusia, en el mercado mundial del GNL.

Enfoque diferente

En este contexto, no es de extrañar que la planta Yamal LNG —que recibió financiamiento chino y cuenta con la participación de la compañía francesa Total— «aflija» a los autores de las sanciones antirrusas.

Sin embargo, y a pesar de la preocupación en la prensa occidental sobre los supuestos planes de Moscú para dominar el mercado mundial de la energía, la experiencia demuestra que el enfoque de Rusia «es fundamentalmente diferente» al de EE.UU., sostiene el autor del artículo, para detallar que Moscú nunca hace comprar sus recursos energéticos «bajo la amenaza de la fuerza o por desesperación».  

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