José Alfredo Espinal
Caribbean Digital
SANTIAGO, RD.- Al principio de toda campaña, especialmente en el área política, los candidatos suelen afirmar que serán los ganadores del proceso electoral.
Aquellos con muchas posibilidades de ganar y aquellos que sus probabilidades son remotas, en este tipo de contiendas siempre se quieren dárselas de ganadores ante la opinión pública.
Otro detalle interesante es que los aspirantes a cargos electivos regularmente tienden a manifestar que en el caso hipotético que no resulte triunfador, pues aceptaría el resultado en las urnas.
Pero la realidad es otra. La verdad suele darle en la cara, porque la percepción que se había creado en su mente se ha desplomado.
El proceso electoral interno del PLD en Santiago no ha sido la excepción. Un precandidato con años buscando una candidatura a alcalde es derribado por otro de su mismo partido que en apenas meses lo ha derrotado en las urnas.
Resulta que aquí se fueron al piso éstos dos ejemplos que acabamos de señalar. Primero, no era verdad quizás esa percepción que se había creado el equipo político de Monchy Rodríguez y se segundo, se repite la desagradable situación de que los seguidores del aspirante perdedor quieran aceptar los resultados electorales que no le favorecieron.
Aquí se demuestra el dicho que reza: “Una cosa es con violín y la otra es con guitarra”.
A decir de los resultados de las primarias del PLD en Santiago, todo parece indicar que el liderazgo de Abel Martínez trasciende más allá de la Cámara de Diputados, porque ¿cómo se explica que en apenas meses le haya ganado mucho a poco a un aspirante de su partido que se atribuía un triunfo arrollador?.
Esta experiencia política debe dejarles como reflexión a los candidatos y a su equipo estratégico de campaña que en medio de una batalla se deben tomar en cuenta todos los factores que intervienen en un proceso electoral.