Por la limpieza y orden municipal en Santiago de los Caballeros

Por: Ramón Antonio Negro Veras

Especial/Caribbean Digital

I.- LA TIERRA DONDE HABITAMOS.

 

SANTIAGO, RD./ 1.- Una vez la tierra se enfrió lo suficiente para ser habitada por la especie humana, ha sido preocupación constante mantenerla en condiciones hábiles para disfrutarla plenamente; aunque en la medida que se han desarrollado los instrumentos de producción, el terreno ha sido vivamente lesionado y el medio ambiente agredido.

Negro Veras.
Negro Veras.

 

2.- Aunque el globo terráqueo es sumamente inmenso, los habitantes de cada país solamente ocupan una limitada porción del mismo. Por tanto, esa parte reducida debe ser cuidada por sus pobladores, y dentro de los marcos geográficos nacionales, los moradores de cada urbe, deben preservarla.

 

3.- No escapa a la inteligencia y sano juicio de cada dominicano y dominicana, que el país está viviendo una etapa de su historia dominada por el deterioro social, legal e institucional; una coyuntura en la cual cada habitante de este territorio se cree con derecho de hacer lo que le dé la gana, sin importarle que con su proceder está lesionando la libertad, derechos, vida y bienes de los demás.

 

4.- En nuestro país, un desaprensivo cualquiera se mueve por esas calles de Dios con la idea fija de que estamos viviendo como chivos sin ley, donde prima la conducta del desorden, el caos, la anarquía, el tumulto y el bullicio; no hay quien levante la voz para imponer el respeto a la ley, la tranquilidad en la comunidad, para detener el desbarajuste impuesto por los descabellados, alocados, sinvergüenzas y groseros.

 

5.- Si estamos conscientes de que solamente disponemos de un espacio físico donde nacimos y nos hemos desarrollado, o donde hemos decidido vivir, entonces estamos en el deber de defender esa parte territorial que se ha convertido en nuestro hogar grande, en nuestro aposento adorado, en el domicilio que compartimos con todos nuestros moradores y con el cual nos identificamos por voluntad propia, como santiagueros y santiagueras.

 

II.- EL CLAMOR DE LA COMUNIDAD DE SANTIAGO Y

     LAS AUTORIDADES MUNICIPALES.

 

6.- En las sociedades humanas sus integrantes no accionan impulsados por apariencias, sino por realidades, por lo que es innegable.

 

7.- Cuantas veces en un medio social, en forma reiterativa, se levantan voces exponiendo inquietud, desasosiego e impaciencia ante la presencia de un fenómeno que crea ansiedad o turbación permanente, la prudencia manda que se le ponga atención a la situación, ya sea desde el gobierno central o municipal.

 

8.- El sentido común nos dice que una persona con sano juicio, no maniática, chiflada, enajenada ni perturbada, no se va a tomar un espacio de su tiempo para escribir sobre algo que carece de interés; sobre un tema no provechoso para aquellos a quienes busca orientar o edificar con el mensaje que transmite por medio de la palabra escrita. Los seres humanos que tienen sensibilidad y sentido de civismo se sienten motivados por acciones que son de utilidad, productivas para las grandes mayorías nacionales.

 

9.- Cuantas veces un munícipe manifiesta de buena fe su inquietud ante un problema de su comunidad, no lo hace con el fin de pleitear, litigar o fastidiar a las autoridades que están al frente de la alcaldía o de la sala capitular, sino para que se le busque solución a la dificultad. Resolver los inconvenientes que se presentan y lesionan a los habitantes de una ciudad, contribuye a la armonía, no a la discordia. Con la solución se logra una salida, se obtiene un remedio al mal; se evitan las complicaciones y los enredos innecesarios.

 

 

III.- INQUIETUD COLECTIVA EXPRESADA POR EL

BIEN DE SANTIAGO.

 

10.- Lo expuesto anteriormente sirve de explicación a la idea que voy a desarrollar en este escrito, que va dirigido a la gente buena de la ciudad de Santiago, constituida por la gran mayoría de los miembros de esta comunidad.

 

11.- Hace alrededor de un mes escribí un artículo con el título: Mi Santiago querido: Hoy sucio y desordenado.

 

12.- Aquellas personas que tuvieron la posibilidad de leer el citado texto, a lo mejor pensaron que lo expuesto en el mismo sólo respondía a una inquietud mía, pero no es así, como se evidencia por los diferentes trabajos que se han publicado recientemente en los cuales autores o reporteros manifiestan su inquietud por el estado de suciedad y desorden que impera en nuestro querido Santiago.

 

El ingeniero arquitecto Conrado Asencio, en un escrito que publicó en el periódico La Información, de fecha 12 de noviembre de 2012, dice entre otras cosas:

 

A.- Reflexiones urbanas de Santiago.

 

“Muy a pesar nuestro, tenemos que reconocer que, en algunos aspectos, la ciudad de Santiago está languideciendo por la falta de atención a problemas que no se pueden encubrir cuando más bien, las autoridades municipales pueden soslayar los inconvenientes que más adelante podremos enumerar, a fin de que se tomen en cuenta y se recurra a su atención para rápida solución. Si bien “Santiago es Santiago”, esta admirable y envidiada ciudad debe ser atendida… Cuando hemos recorrido gran parte de las calles y avenidas importantes, vías por donde transitan regularmente miles de vehículos y en las mismas nos encontramos con hoyos, troneras, hundimientos y desniveles en el pavimento, falta de tapas de los registros, carencias de las rejillas en los imbornales, lotes de basura y de escombros y de cuantas cosas más que ponen en peligro la vida de los que recorren nuestras vías, que por lo que hemos escuchado y compartimos, la ciudad que mantuvo un reconocimiento por el mantenimiento de sus vías, de la calidad de vida y limpieza, hoy en día luce abandonada por su incrementado deterioro”.

 

La cita anterior, extraída de un escrito hecho por un munícipe santiaguero con suficiente calidad profesional para exponer las inquietudes que aborda, están a la vista de todos los habitantes de la ciudad de Santiago de los Caballeros.

 

La importancia del artículo del ingeniero Conrado Asencio, reside en que, a) es la obra de un profesional de la ingeniería, históricamente ligado a los asuntos urbanísticos de Santiago y, b) en el trabajo él indica con precisión, debidamente individualizados, problemas actuales que no hay que hacer mucho esfuerzo para comprobarlos.

 

En otro orden, recogiendo una realidad viva de la ciudad de Santiago, el distinguido periodista Amable Grullón, en fecha 16 de noviembre de 2012, en el periódico La Información publicó un reportaje titulado:

 

B.- Deterioro de los servicios que afectan

    mercados de Santiago.

 

“El progresivo deterioro de los servicios municipales llega hasta los mercados, que con excepción del Hospedaje Yaque se aprecian sumergidos en el abandono, la insalubridad y las inmundicias… La comercialización de productos comestibles en los demás mercados se hace en medio de grandes precariedades y deplorables condiciones de salubridad. La desconfianza de los consumidores ha llevado a un segmento importante de la población a descartar los mercados cuando se trata de consumir vegetales y gran parte de los productos que consideran más vulnerables a la contaminación prevaleciente en los mercados”.

Como se puede observar, Amable Grullón, para elaborar su escrito no tuvo que inventar nada; pura y simplemente describió una realidad que está a la vista de todos los miembros de la comunidad de Santiago.

 

Continuado con la descripción del cuadro feo que pinta Santiago, el periodista Ricardo Rodríguez Rosa, refiriéndose a los parques de Santiago: Colón, Los Chachaces, Ercilia Pepín y Plaza Valerio; escribió un artículo en el periódico El Nacional, de fecha del 28 de diciembre de 2012, con el título “Se deterioran lugares públicos de Santiago”. Como muestra extraemos lo expuesto por el periodista con relación a dos de los parques deteriorados:

 

C.- Parque Colón y Ercilia Pepín.

 

Parque Colón:

“Este parque, que junto al Duarte son lugares emblemáticos del centro de la ciudad, producto de la falta de vigilancia, especialmente en horas de la noche, ha sido escenario de robos de algunas estructuras de metal, bombillas y cables eléctricos, las que se supone fueron vendidas a metaleras. El Parque Ercilia Pepín: Enclavado justo en uno de los laterales del hospital José María Cabral y Báez, también presenta cierto grado de descuido, especialmente en la poda de sus árboles y jardinería, hasta el punto que Bienvenido Merán, encargado de supervisarlo, se ve en la necesidad de barrerlo”.

 

Dándole continuidad a reportajes sobre Santiago y el caos imperante, el mismo dinámico periodista Ricardo Rodríguez Rosa, en el periódico El Nacional de fecha 2 de enero de 2013, pone al descubierto la forma como el espacio público ha sido ocupado por negocios instalados con la debida autorización de la Alcaldía. El reportaje tiene el siguiente título:

 

D.- Negocios, aceras arrabalizan centro

    histórico de Santiago.

 

“La prometida desarrabalización de esta ciudad, garantizada hace poco más de dos años por el entonces candidato a la sindicatura, Gilberto Serulle, hoy dista mucho de esa oferta política, al permitir que en el centro histórico se coloquen negocios en lugares reservados para que se desplacen los transeúntes… Además de que los interesados de comprar uvas, manzanas y toda suerte de golosinas, también pueden adquirir lechosas, piñas, guineos, zapotes y otras frutas tradicionales… Con el funcionamiento de otros negocios, autorizados por la Alcaldía, las personas que se aventuran a caminar por allí apenas disponen de un 10 por ciento del área original para desplazarse, viéndose muchas veces en la necesidad de caminar por el lugar reservado para los vehículos, mayormente cuando los responsables de la caseta atienden clientes… Y como si esto no fuera suficiente, un área cerca del lugar donde se encuentra el mencionado puesto de frutas es utilizada para depositar las cajas de madera y cartón donde reciben las frutas, golosinas, bebidas alcohólicas y otros productos del agro”.

 

Un certero artículo, elaborado con seriedad y específicos datos técnicos y estadísticos, en el periódico La Información de fecha 8 de enero 2013, María Isabel Serrano Dina, publicó un interesante trabajo con el título:

 

D.- Espacios públicos y calidad de vida.

“Si queremos una mejor ciudad debemos poner atención a la gestión de los espacios públicos; los peatones y conductores debemos exigir espacios urbanos de calidad, en los cuales sea saludable y agradable transitar, de igual manera tenemos la obligación de cuidarlos”.

 

“El estudio realizado por la organización Mundial de la Salud (OMS), determinó que para atenuar la contaminación ambiental producida en la zona urbana se requiere disponer como mínimo de 10 metros cuadrados de área verde por habitante en la ciudad, Santiago de los Caballeros no alcanza los 2 metros cuadrados por habitantes y este exiguo número no ostenta de espacios públicos de calidad… Nuestros parques son jaulas de hierro y cemento, inseguros, insostenibles y convidados a la soledad en el olvido… La impermeabilización de la superficie de los espacios públicos como parques, plazas, plazoletas, aceras, estacionamientos, calles y demás; constituye una de las problemáticas actuales de mayor preocupación, reduciendo la calidad de los espacios públicos, condicionando la vida de los ciudadanos. En adición a esta realidad notamos la contaminación ambiental generada por la basura, el humo de vehículos e industrias, en contraste a la falta de verde urbano que sirva de filtro para atenuar esta condición… A nuestros planificadores urbanos, encargados de gestionar y salvaguardar una ciudad sana y vivible, de forma integral a presente y futuro, se les ha olvidado considerar los seres vivos que interactúan en estas (Humano, Flora y Fauna), los cuales mantienen el equilibrio de los ecosistemas naturales y artificiales que conforman la ciudad… Vamos a tomarnos el tiempo de mirar hacia atrás, ver lo que tenemos, lo que hemos construido, y analizar la proyección de nuestra ciudad, hacia dónde nos dirigimos… ¿Qué modelo de ciudad queremos?, porque en la dirección que vamos no se contempla un futuro prometedor”.

 

El acucioso periodista Nelson Peralta, en el periódico