Periodismo Tendencioso

Desde Mi Ventana Óptica

Por Alejandro Almánzar

Especial/Caribbean Digital

NUEVA YORK./ Partiendo de la tesis aristotélica, que define al hombre como un “animal político”, nadie debe oponerse a la militancia partidaria de ningún ciudadano, pues además, es un derecho constitucional, el mismo que tienen otros de optar por el a partidismo.

Periodista Alejandro Almánzar. Archivo.

Sobre este tema, intercambiaba impresiones recientemente con el ilustre comunicador, Orión Mejía, en relación a un artículo suyo, en que ponía entre dicho la independencia de periodistas, y finalmente coincidimos en el libre albedrío de los miembros de la prensa a mantenerse ajenos a la actividad partidaria, religiosa o de otra índole.

Lo penoso es, que quienes han bautizado al oficio del doctor, Rafael Molina Morillo, como el “Cuarto Poder”, lo hayan usado para aliarse a grupos que muy poco les importa el bien de la sociedad, para resolver sus problemas personales, olvidando el compromiso con los ideales de Duarte.

El periodismo es como un sacerdocio, el cual debe ser puesto al servicio de los más sanos intereses de la colectividad, y no para responder a intereses particulares.  Por lo tanto, un periodismo tendencioso no puede llenar su cometido en cuanto la objetividad y veracidad en la información llevada al público.

Hoy cuando la campaña política entra en su más alto fragor, parecen soltarse los demonios, con el enfrentamiento entre comunicadores afines al gobierno y aquellos que sirven a la oposición. Estos últimos “defendiendo” la libertad de expresión, llegaron al colmo de acusar al presidente Fernández, de ser un conculcador de la libertad de prensa.

Podemos estar en desacuerdo con su estilo de gobierno, pero hasta donde recordamos, ha sido el ciudadano que desde la presidencia y fuera de ella, le ha brindado más respeto y consideración a quienes ejercen dicho oficio. Las acciones groseras de funcionarios contra determinados sectores de la prensa, no puede ser atribuida al jefe de Estado, si no es por perversidad política.

Como lo sucedido en el gobierno de Hipólito Mejía, cuando periodistas fueron apresados, insultados e intimidados, con muchos medios cerrados, programas de radio y televisión asfixiados por rechazar su política desastrosa de narcotráfico y corrupción.

Con tantos problemas de inseguridad, delincuencia, narcotráfico y criminalidad que tiene nuestro país, es repugnante que quienes estamos llamados a defenderlo de esos ademanes, empleemos tan preciado tiempo en escudar sectores inescrupulosos de la actividad política.

Siempre rechazaremos el periodismo extremista, que en el fondo lo que persigue es la intimidación para la extorción. Un periodismo “investigativo” que sólo busca victimizarse, denunciando corrupción oficial, pero sin tocar a los corruptos que desde el sector privado estafan al Fisco con miles de millones de pesos cada año.

El dinero del pueblo no sólo lo dilapidan estos, si no, que esos sectores influyentes, se unen para robarse los recursos del Estado. Incluso, comunicadores que denuncian corrupción, viven muy bien gracias a ese flagelo, pues es imposible vivir dándose la buena vida ejerciendo este oficio con dignidad.

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