José Alfredo Espinal
Editor/Caribbean Digital
En estas fiestas navideñas y de año nuevo, la sociedad dominicana requiere que se abran los caminos del amor, el perdón y la solidaridad entre todos los sectores y así, unidos como una gran familia, echar hacia adelante un nuevo rumbo con la participación colectiva, dejando a un lado credos religiosos, sectarismos políticos y marcadas diferencias económicas.
Una sociedad, donde cada integrante, sea un ciudadano nativo o extranjero, tenga la responsabilidad de desempeñar su rol, para que la justicia y el castigo sean el pago por sus hechos.
Se requiere, ante todo, un espaldarazo desde las esferas de las autoridades que gobiernan, a nivel del Poder Ejecutivo, los Ayuntamientos, los estamentos judiciales, legislativos, policiales, electorales y constitucionales.
Con un accionar con un sentido humano, apegado a los principios constitucionales, éticos y morales que hoy más que nunca son necesarios para el desarrollo social, sociopolítico y económico de un pueblo.
El apoyo de las autoridades en cualquier accionar de una sociedad en particular es determinante para su futuro, sin embargo, no pueden responder a las necesidades colectivas de la gente, si el ciudadano no juega su papel como ente activo principal de un conglomerado de personas.
En Caribbean Digital abogamos porque como una sociedad organizada se respete la Constitución de la República Dominicana, se reconozcan los derechos de los ciudadanos y estos a su vez que cumplan con sus deberes, para lograr fortalecernos como nación y desarrollarnos en todos los sentidos como seres humanos.
Debemos dejar de pensar de manera individualizada y unirnos como una gran familia, esperanzada en un cambio, por el bien de los presentes y de las futuras generaciones. Un cambio sostenible en nuestro sistema político, económico y social, donde habremos de una vez y por todas conseguir la anhelada equidad social.
Que nuestras diferencias de partidos, de religiones, de clase social como consecuencia del dinero o el color de la piel, no nos juzguen y no juzguemos a los demás, por el simple hecho de partir de nuestras marcadas las diferencias que nos brinda la democracia.
Aprovechemos el tiempo de paz y amor que nos regala la Navidad y que nuestro Salvador Jesucristo nos bendiga en estos aires de un nuevo año cargado de esperanza y sueños de un pueblo, que por años ha anhelado vivir en armonía.