Marines enfrenta desafíos "desalentadores" en Afganistán

Luego, un segundo cohete se estrelló contra el asfalto a pocos metros de donde un avión de carga C130 nos aterrizaría inminentemente para llevarnos.

Apareció por primera vez intacto. Algunos eran tal vez jóvenes y nuevos en todo, mientras que los más viejos estaban altos, sin estremecerse.

Hace siete años, hubieran pasado unos minutos antes de que el equipo de cohetes talibán fuera bombardeado en represalia por las fuerzas estadounidenses que protegían a miles de personas, Base fuerte Pero en 2017, los infantes de marina de los EEUU aquí – los 300 de ellos – parecen extrañamente vulnerables.

No dejan el cable mucho, sobre todo sólo para entrenar y aconsejar, dejando la lucha a los afganos. Sin embargo, tres ataques separados de cohetes atacaron sus bases en tres días, dos cerca de nosotros, uno hiriendo a 10 soldados afganos y otro a un niño de 8 años

Dolorosa realidad de Afganistán 2017. El país está en uno de los períodos más violentos de su historia reciente, y sus desafíos se están profundizando. Pero el sentimiento de agotamiento, de soluciones que han perdido su brillo hace mucho tiempo. Y como el presidente Trump pesa su primer movimiento en la guerra más larga de Estados Unidos, sus 15 años no hacen absolutamente nada nuevo a muchos de los infantes de marina actualmente en su extremo agudo.

Así es como un endurecido, normalmente optimista comandante de la Marina, el Coronel Matthew Reid, habló de amigos perdidos.

"No creo que me haya molestado en contar. Aquí e Irak ", dijo. -Mucha sangre en el suelo.

Nacido el 11 de septiembre, Reid está de vuelta en la provincia afgana de Helmand por segunda vez. Se burla de que los 300 Marines con los que trabaja ahora son el número que "corrió el hall del chow" cuando estuvo allí por última vez en 2010.

Pregunté: ¿Cómo se siente tener que volver a hacerlo todo de nuevo ?

"Desalentador", dijo. "Hay un sentimiento definido de un sentido de la obligación de conseguir este derecho debido a los que han ido antes de nosotros."

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¿Cómo se obtiene ¿bien? Desde la perspectiva limitada de nuestro tour de tres días – en su mayoría dentro de bases – parece que los Marines han hecho una diferencia aquí. Lo que es más importante, ahora están acampados justo a las afueras de la capital regional de Lashkar Gah, que hace un año estaba a punto de caer en manos de los talibanes, cuya bandera se podía ver a través de su río central. El distrito de Helmand de Nawa fue retomado la semana pasada por las Fuerzas de Seguridad Nacional Afganas (Fuerzas de Seguridad Nacional Afganas) , Pero al mismo tiempo cerca del distrito de Gereshk fue atacado por los talibanes, con múltiples puntos de control golpeados, y en un punto seis invadidos. Las cosas son mejores, pero no buenas. Helmand probablemente nunca será bueno en cualquier momento pronto, pero la presencia de los Marines y el poder de fuego aéreo masivo posiblemente han detenido a toda la región rica en opio de ser tragada por el Talibán.

Pero los Marines son sólo una parte de la En un país donde, según los propios auditores del gobierno de los Estados Unidos, los talibanes influyen o controlan la mitad de la tierra. ISIS también, se levanta intermitentemente, y luego, después de los ataques aéreos de la coalición, cae – compitiendo para ser el actor más extremo en un mercado atestado.

Y las ideas del Oeste para estabilizar el país se están acabando.

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¿Cuándo termina?

Pero realmente es el estado de ánimo en la capital que te dice que las cosas siguen resbalando, una vez más. Los amigos afganos de largo plazo discuten por primera vez cómo podrían salir. Un alto ejecutivo dijo que sus empleados están dejando a su gran empresa afgana de alto perfil para protegerse de posibles ataques en sus oficinas centrales.

Este no es un momento de optimismo. No hay ninguna señal de que los talibanes estén debilitados, a pesar de que un funcionario afgano me dijo que cientos de líderes de nivel medio fueron sacados en redadas durante el año pasado.

Su liderazgo es más radical que nunca, y es probable que vean los fondos guapos de una cosecha de opio productivo, posiblemente impulsado por una nueva semilla de amapola que florece más rápidamente, aumentando masivamente la producción.

Tomen esta anécdota final de nuestra visita a Helmand, cuando los marines nos llevaron a un remoto puesto donde estaban Asesorando al ejército afgano. Estábamos allí para ver cómo se retiraban, alejándose de un tramo plano de lo que el Coronel Matthew Grosz llamaba "país talibán", una vía principal entre las fortalezas insurgentes. Pero su misión de asesoramiento parecía haberse topado con un tema: no había muchos afganos que aconsejar.

En el papel había 500 soldados afganos, y 45 infantes de marina de los EEUU. Pero como Grosz me dijo: "Hay 200 asignados ahora". Por "asignado", quería decir que había 200 que habían existido, físicamente en la base. Pero incluso eso era optimista, ya que otros cien nunca habían aparecido mientras los Marines estaban allí. De hecho, de los cien que habían visto, algunos estaban en operaciones o en patrulla. Así que en realidad había de cincuenta a cien soldados afganos en la base, casi permitiendo sesiones de tutoría de uno a uno.

Mientras nos sentábamos en el refugio de bombas de la pista de Helmand, esperando el "todo despejado" después del ataque con cohetes, escuché a dos jóvenes Marines charlar sobre el 11/9 como si fuera un momento de importancia histórica más que algo Habían visto en vivo en la televisión. Eso es porque para ellos, es algo que sus padres lloraron cuando eran probablemente cinco o seis.

Quince años de guerra suena agotador hasta que recuerdes que para los afganos, se trata de 38 años de guerra – desde que los soviéticos invadieron en 1979.

¿tiendo?

Olvidar emoción, o nacionalismo, o soluciones. Basta con considerar la guerra, y todo el mundo atrapado en ella, a través del prisma de un número: 1.600.