“Maniobrar”

MANIOBRAR LA LOCOMOTORA: La vida como tal es una maquinaria o locomotora que está en constante funcionamiento y producción desde que amanece hasta que anochece. Hay miles de piezas, elementos, voluntades que trabajan en armonía para mantener una sincronización en el cronograma universal y evitar algo fuera de lugar.

En ese cronograma hay elementos, factores, circunstancias, situaciones que se conjugan en una toma de decisiones que no depende del que la creo, sino de aquellos que viven en la locomotora. Por eso como hombres y mujeres, se nos han dado herramientas para que no culpemos al Creador de los resultados finales, sino que sepamos administrar la maniobra de esta locomotora.

La palabra maniobrar tiene tres definiciones centrales como verbo: una es la operación ejecutada para poner en funcionamiento o dirigir el manejo de una máquina o instrumento; dos, es la acción por lo general artificiosa y oculta, con que una persona interviene o pretende cambiar el rumbo de un negocio o asunto; y tres es la operación realizada con un vehículo para cambiar su trayectoria. El verbo tiene dos componentes léxicos, manus (mano) y opus (obra), que significa obra de las manos del hombre.

MANIOBRANDO MÁS ALLÁ: La vida de los atletas es una locomotora versión acelerada. Todos los funcionamientos son intensos, computados, calculados y cronometrados. Si algo no funciona como debe el atleta es monitoreado de cerca, reajustado, cambiado y re-entrenado para que haga lo que se espera de él. Aquellos que maniobran el rendimiento del atleta lo acostumbran a añadir, quitar, bajar, subir, aumentar, bajar, fortalecer, extender su longevidad, ingerir, desechar, en fin, todo lo necesario a fin de maniobrar el resultado final.

Muchos atletas aprenden esa dinámica de maniobrar con tal de conseguir un resultado esperado, pero cuando se trata de la vida no es tan sencillo como una disciplina deportiva.

El segundo significado del verbo maniobrar dice que es una acción por lo general artificiosa y oculta. Muchos deportistas lamentablemente aprenden esa parte del artificio, de ser habilidosos, de actuar con disimulo y “cautela” en acciones que buscan queden ocultas porque no son correctas. Muchos incurren en prácticas que aunque permanezcan en el anonimato por algún tiempo, en su momento pueden quedar expuestos.

Muchos atletas quieren sinceramente cambiar la trayectoria de sus vidas, pero no saben cómo maniobrar la locomotora de la misma. En su insatisfacción pretenden llenar un vacío existencial similar ha como lo hacen cuando entrenan en su carrera: quitando, poniendo, añadiendo, aumentando. Inician un manejo inapropiado de quitar féminas, poner féminas, aumentar los gastos, pero disminuir los ingresos, ingerir alcohol, vicios, casinos, y desechar a Dios, buenos consejos, dirección y orientación.

ES MEJOR RECONOCER QUE NO SABEMOS: La obra de las manos de hombre (maniobrar) nunca rendirá nada bueno, sino se entiende el cómo hacerlo. El tratar de manipular la vida violentando principios de la misma es un error garrafal pues ella misma te pasa factura de lo que se ha hecho mal.

Una mala práctica del sistema deportivo profesional es que se acostumbra a muchos atletas al manejo personalizado de complacerlos y satisfacerlos para tenerlos contentos. Y en ese sistema, se rompen muchas reglas, se corrompen muchas vidas y se desequilibra la armonía de la locomotora de la vida, pues hay muchas piezas que son maniobradas sin importar la consecuencia que causan.

Maniobrar un atleta deportivamente no es igual a maniobrar una vida. Un atleta puede acostumbrarse a hacer los ajustes necesarios en miras a mejorar su rendimiento, pero no puede extrapolar esa dinámica de manipulación más allá de lo permitido. El hacerlo sin importar lo que conlleve, puede generar un ciclo de errores secuenciales que más adelante no puedan remediarse. Una enfermedad, un divorcio, un suicidio, una bancarrota, un vicio, pueden venir como producto de una mala maniobra. Es mejor reconocer que no sabemos como hacerlo y detenernos, que seguir la locomotora sin criterio ni mejora. “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti” Salmos 32:9

Hasta la próxima

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