Maestro pedófilo daba “galletitas” para abusar de hijos de diplomáticos

Caribbean Digital

(AP). Fue uno de los maestros más queridos de las escuelas internacionales donde estudian los hijos de los diplomáticos y de los ricos.

Les daba pastillas para dormir escondidas dentro de galletitas Oreo.
Les daba pastillas para dormir escondidas dentro de galletitas Oreo.

Era a menudo el primero en llegar por la mañana y el último en irse. Llevaba a los estudiantes a sitios exóticos y les daba galletitas con leche cuando se acostaban.

Esa fue la imagen pública de William Vahey hasta que una mucama se robó una unidad de memoria de USB de su computadora en noviembre pasado. Allí había evidencia de que había abusado de una cantidad de niños adolescentes.

El descubrimiento de lo que el FBI considera uno de los pedófilos más prolíficos de que se tenga conocimiento generó una crisis en la comunidad de escuelas internacionales, en la que a los padres se les está diciendo que sus hijos podrían haber sido víctimas y los administradores se afanan por tomar medidas para evitar que se repitan abusos como los de Vahey.

Aparentemente, ni siquiera las víctimas de Vahey sabía que habían sido sometidas a abusos. Las galletitas Oreo que les daba tenían pastillas para dormir, en dosis suficientes como para que los niños perdiesen el conocimiento y pudiesen ser toqueteados y fotografiados desnudos.

Vahey intentó suicidarse en Nicaragua luego de que su mucama se robó la memoria. Sobrevivió, pero se mató en un segundo intento, clavándose un puñal a los 64 años y dejando a cientos de exestudiantes suyos con la incertidumbre de si fueron víctimas de abusos o no.

A lo largo de las décadas hubo numerosas oportunidades de desenmascarar a Vahy, empezando por el hecho de que fue convicto de abusos sexuales en California a fines de los años 60, lo que no impidió que fuese empleado varias veces en sitios donde estaba en contacto con menores.

En 1969 Vahey fue arrestado y acusado de abusos sexuales de menores luego de que la policía dijo que había manoseado las partes íntimas de ocho niños de entre siete y nueve años de edad en una escuela del condado de Orange de California en la que fue instructor de natación.

Vahey tenía por entonces 20 años y le dijo a las autoridades que había comenzado a toquetear a niños sin su consentimiento cuando tenía 14 años.    Se declaró culpable de comportamiento libidinoso y fue condenado a 90 días de cárcel y a cinco años de libertad vigilada.

Sin embargo, se le permitió salir del condado en enero de 1972.    Vahey comenzó su carrera como maestro internacional en la American School de Teherán, en la primera de varias escalas en el Medio Oriente, Europa y América Latina.

Enseñó historia, estudios sociales y otros temas en el Líbano, España, Irán, Grecia, Indonesia, Arabia Saudita, Venezuela y Nicaragua, casi siempre a niños de entre 10 y 14 años.

Cuando llegó a Arabia Saudita estaba casado y tenía dos hijos con Jean Vahey, una administradora muy bien considerada. Además de enseñar, era técnico de básquetbol e hizo con sus estudiantes viajes a Baréin, Turquía y Africa.

Las autoridades tal vez dejaron escapar un claro indicio de lo que estaba pasando cuando enseñó en Venezuela: dos estudiantes suyos tuvieron que ser llevados de urgencia a un hospital tras perder el conocimiento en un hotel durante un viaje escolar, según relataron los padres y empleados del hotel.

Las autoridades no pudieron determinar cuáles habían sido las razones de los desvanecimientos y lo atribuyeron a una posible falla en el acondicionador de aire.

Siete años después los Vahey fueron a trabajar al campus de Westminster de la Southbank International School de Londres, donde había 350 alumnos de 70 nacionalidades.

La policía dijo que al menos 60 de las 90 imágenes de niños que había la memoria de USB eran de esa escuela.    El director de Southbank, Chris Woodhead, le dijo a la Press Association británica que había habido más de una queja de Vahey, pero que “los padres de los niños coincidieron en que no había sucedido nada inapropiado y que no se debían tomar medidas”.

A principios de marzo, la mucama que se robó la unidad de memoria se la entregó a la directora de la American Nicaraguan School Gloria Doll, quien comprobó que tenía fotos de niños inconscientes, muchos de ellos de 12 a 14 años, que a menudo estaban siendo toqueteados por Vahey.

Doll encaró a Vahey, quien le dijo, según un affidavit del FBI, que le había dado a los niños pastillas para dormir. “Abusaron de mí cuando era niño, por eso hago esto.

Lo he hecho toda mi vida”, le dijo Vahey, de acuerdo con el documento.    Vahey afirmó que había ingerido más de 100 pastillas para dormir en noviembre, después de darse cuenta de que la memoria de USB había desaparecido.

Doll exigió la renuncia de Vahey, según el affidavit, y al día siguiente reportó el caso a la embajada estadounidense en Managua, de acuerdo con las autoridades. Funcionarios de la embajada acudieron a la policía, pero Vahey ya se había escapado del país.

Viajó a Luverne, Minnesota, donde tiene parientes. Se alojó en un hotel y se clavó un puñal en el pecho, dejando una nota a su familia en la que pedía perdón.

El descubrimiento de los abusos ha hecho que las escuelas de este tipo renueven sus políticas de reclutamiento de personal y hagan controles de antecedentes más estrictos.    Una de las víctimas de abusos de Vahey cuando era instructor de natación en Westminster, California, dice que ha revivido recuerdos de esos episodios, ocurridos cuando tenía nueve años.

“Claro que me molesta que una persona como esa no haya estado supervisada ni se le hayan seguido los pasos los últimos 45 años”, declaró el hombre, con la voz entrecortada. “Lo encuentro muy grave. La pregunta que surge es, ¿cómo puede ser que el sistema haya permitido que sucediese eso?”’.