Los trabajadores migrantes, prestaciones laborales, regularización y pago impuestos al Estado Dominicano

Por: P. Regino Martínez,sj.

Especial/Caribbean Digital

 

 

DAJABON, RD.- En este articulo, primero del año, haré una reflexión a partir de la experiencia de acompañamiento  a los/as  migrantes obreros/as haitianos/as, sobre el puente Internacional del río Masacre, realizada el 6 de enero de este año, 2013.

Padre Regino Martínez. Archivo.
Padre Regino Martínez. Archivo.

Fíjense ustedes de algo, tanto a nivel de la Dirección General de Migración, como a nivel de la opinión pública, se pensaba que Solidaridad Fronteriza y, específicamente mi persona,  acompañaba a los migrantes para que entraran, masivamente al país, haitianos indocumentados; pues, resultó  una falsa imagen, una falsa realidad, una manipulación mediática contraria a lo que se quería lograr con esa presión hecha en tierra de nadie, la que hicimos a los Gobiernos Dominicano y Haitiano.

En primer lugar, estábamos defendiendo un Derecho Humano, un Derecho Laboral que así lo establece el código de trabajo de la República Dominicana y en cualquier país del mundo. Por ejemplo, el obrero tiene ganado a su favor  15 días libre de trabajo, llamado vacaciones; lo segundo, el mismo Gobierno Dominicano ha permitido que aquí vivan extranjeros/as indocumentados/as, lo que aclara que no es Solidaridad Fronteriza quien tiene el control fronterizo, sino todos los organismos de la seguridad del Estado incluyendo la DGM. En ese sentido, todo/a ciudadano/a extranjero/a que cruce la frontera esta ordinariamente permitido, aunque irregular, por las autoridades que debieran tener un control del flujo fronterizo.

Es decir, que por la frontera solo debieran pasar las personas documentadas, las cuales poseen su pasaporte y visa y/o  una autorización del gobierno local para que pueda acceder a entrar al país. La autorización que da cada  Gobierno la ofrece a través de los consulados que tienen ambos Gobiernos repartidos  en sus territorios. República Dominicana tiene consulados tanto  en Wanament, como en Cabo Haitiano, o en otra ciudad, por lo que  el nacional haitiano que quiera venir aquí visita una de estas oficinas.

Resulta pues, que es al cónsul, representante diplomático en cualquier país sea Haití o los Estados Unidos, Francia, el país que sea, es quien  autoriza la entrada. Aunque, en última instancia es la Dirección General de Migración que tiene la última palabra…, en cada país.

Ocurre que aquí, nosotros somos dos Repúblicas, que no nos divide el mar; es la única isla en el Caribe  donde  la mayoría de los países los divide el mar, excepto nosotros.

Por ejemplo, el Continente Latinoamericano, los de Sur América Colombia, Perú, Ecuador, etc., En Centro América, Costa Rica, Salvador, Nicaragua, Panamá, no la divide el agua sino las divisiones terrestres.

Aquí, en República Dominicana lo que divide es una frontera, que puede ser una “trocha”, una carretera, un río, o una alambrada; porque somos una isla, es el único caso en el mundo que tiene dos países; ordinariamente en la isla hay un solo país: esta Cuba, Puerto Rico, Jamaica toda la isla son una sola república;  aquí somos dos repúblicas en una isla; lo cual significa que hay muchas más posibilidades  del trasiego de personas y mercancías por la frontera y esa posibilidad del cruce de frontera  mes igual para los pobladores de cada país.

El origen de las fronteras está en relación con los países colonialistas, sus gobernantes colonizadores, tales como Francia, España, Portugal, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania  son países altamente desarrollados lo que facilitaba apropiarse de las islas pequeñas, por lo que cada país luchaba por su independencia. En nuestra isla estaban los españoles, primeros, y después siguieron  los franceses, y tanto uno como el otro querían poblaciones esclavas, y cada colonizador reclamaba lo suyo; apropiándose de las personas y sus riquezas naturales. Hoy, nuestras élites gobernantes han heredado de  Francia y España, países colonialistas, esa visión  de frontera/propiedad, que aún nos divide, nos limita y empobrece haciéndonos enemigos en nuestra propia casa. Actualmente en Europa para mantener la identidad nacional tienen una constitución, una moneda y un pasaporte…, para nosotros las relaciones entre iguales es un “cuco”. Nos quieren mantener en un nuevo estilo de esclavitud “libres sin servicios”…

Eso significa que, tanto los/as ciudadanos/as haitianos como los dominicanos tienen la obligación de sacar pasaporte y obtener la visa para venir a República Dominicana asimismo para ir a Haití.

Actualmente en dominicana, aproximadamente, hay  como un millón de haitianos; la mayoría están indocumentados; entones ¿Qué pasa? Que también tienen un derecho ¿Por qué? Porque tienen aquí muchos años residiendo: 10, 15 20 años y más; la mayoría  tienen su familia, tiene su casa, propiedades y/o comercios, tienen trabajo asalariado, y, también tienen en Haití  parte de sus familiares.

Ellos quieren verlos; sin embargo,  para visitar a sus familiares el problema es que están indocumentados, lo que ocurre cuando van a su país, para volver tienen el problema de cada fin de año, se le exige documentación para cruzar la frontera: pero cuando  llegan  a  la  finca la DGM le ofrece un carnet para que el  empleador pueda  vender su banano en  el  comercio  justo y solidario…

De manera que, interpretando la necesidad de encontrarse con las familias, reunidas durante las navidades,  Solidaridad Fronteriza, desde el 2003 viene acompañando a los obreros migrantes haitianos residentes en Guayubín y la línea noroeste. Los estamos apoyando en su proceso de organización  porque necesitan apoyo para poder realizar el viaje; y además, poder regularizar  su situación para vivir en nuestro país.

La regularización incluye acta nacimiento, pasaporte y visa, ese proceso es costoso, lo cual  se le dificulta a un migrante haitiano que tenga aquí 5, 10, 15 años en condiciones de pobreza.

Nosotros, Solidaridad Fronteriza, hemos apoyado a los obreros migrantes a sacar sus papeles porque teniendo aquí sus documentos al día cuando cruce la frontera el Gobierno Dominicano recibe 20 dólares por cada uno. Resulta que ahora, con los 699 pasaportes visados,  que logramos con la lucha el 6 de enero, si los multiplicamos suman dieciséis mil dólares, que tuvieron que pagar al fisco con lo que se beneficia el país y pierden los traficantes de toda laya.

Esta realidad de querer sostener la ilegalidad con altos  beneficios económicos a favor de  los traficantes y empleadores fue desvelada en una reciente  investigación presentada por  CEFASA, de  Santiago,  donde expresan que, de la mano de obra haitiana irregularizada, el Gobierno deja de recibir más de siete mil millones de pesos al año. Qué significa eso, que Solidaridad  Fronteriza aboga por  la regularización; eso no es moda, al contrario, eso es lo mejor, es lo que el gobierno Dominicano debe hacer para evitar que sectores de la construcción y agroindustrial bananero se queden con el dinero que les descuentan mensualmente de su salario.

Esta propuesta que hacemos al Estado Dominicano, de regularizar los inmigrantes indocumentados, es para que el Gobierno actual no cargue con el peso de una persona que no está identificada, lo cual significa que al no estar identificada  ni regularizada los costos de los servicios sociales recaen en el magro presupuesto de la salud; de la educación; los gastos qaue el gobierno tiene con los obreros y obreras irregulares deben cubrirlos los empleadores; sin embargo, los empleadores que son lo que se están beneficiando de una mano de obra barata no tienen  ningún costo porque al emplear obreros irregulares se quedan con  lo que les descuentan, supuestamente para entregarlos al gobierno, violando así el código laboral dominicano: empleando más del 80% de mano de obra extranjera y no ofreciendo las prestaciones laborales correspondientes por ser obreros irregulares.

Nosotros buscamos con nuestro trabajo ¡siempre! que el/la obrero/a migrante, que está en República Dominicana, esté regularizado; tenga todo sus papeles al día para que el gobierno dominicano pueda recibir el dinero que gasta en los servicios que les ofrece y a ellos se les cumpla con  las  prestaciones laborales correspondientes. Así ganamos  todos: migrantes, empleadores, gobierno y población en general.