Los Reyes Eméritos arropan a la Infanta Cristina

Hace ya varios años que don Juan Carlos y doña Sofía no pueden reunir a toda su familia, y tienen que buscar fórmulas para verse con ellos por separado, como hicieron el pasado lunes 15, cuando viajaron a Suiza para almorzar con la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin.

Los Reyes don Felipe y doña Letizia saben que no deben coincidir ni en público ni en privado con la Infanta ni con su marido porque cualquier contacto con ellos, en estos momentos, perjudicaría a la imagen de la Corona. Aunque a don Felipe esta situación le resulte dolorosa como hermano, no le queda otra opción como Rey que anteponer los intereses institucionales a los familiares.

Los encuentros públicos

De hecho, solo ha coincidido con ellos cuando ha sido inevitable, como en los funerales del Infante don Carlos y de la Infanta doña Alicia, a los que asistió doña Cristina, o el cumpleaños de su primo Pablo de Grecia, que se celebró en el Reino Unido y al que acudió Iñaki Urdangarin, pero ninguno de los asistentes les vio intercambiar palabra.

Don Felipe constató el daño que el caso Nóos ocasionó a la Corona en los últimos años del reinado de su padre. De hecho, una de las primeras medidas que adoptó, tras su proclamación, fue precisamente prohibir que los miembros de la Familia Real trabajaran en empresas públicas y privadas, con lo que evitaba que en el futuro volvieran a repetirse situaciones similares.

No obstante, el panorama es tan complicado que algunos políticos republicanos, como Alberto Garzón (IU) y Gabriel Rufián (ERC), han utilizado la visita privada de don Juan Carlos a su hija en Suiza para criticar a la Corona y comparar la situación de Urdangarin, que está pendiente de que el Tribunal Supremo dicte la sentencia definitiva, con la de los políticos catalanes que están en prisión preventiva. En esas circunstancias, don Felipe no se puede permitir fisura alguna que reste autoridad moral a la Jefatura del Estado.

don Juan Carlos mantuvo en su día cierto alejamiento institucional de su hija y de su yerno

También don Juan Carlos mantuvo en su día cierto alejamiento institucional de su hija y de su yerno. Pero ahora, que ya no es Monarca y sigue siendo padre, ha querido acompañar a la Infanta en un momento especialmente difícil, cuando faltan unos meses para que el Tribunal Supremo emita la sentencia definitiva sobre el caso Nóos.

Los magistrados deberán pronunciarse sobre el recurso presentado por el yerno de don Juan Carlos contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Palma, que le condenó a seis años y tres meses de prisión mientras que absolvió a doña Cristina.

Dos reuniones familiares

El futuro judicial de Urdangarin preocupa enormemente a la Infanta, y algunos medios de comunicación portugueses han llegado a publicar que doña Cristina padece una depresión.

Sin embargo, fuentes del entorno de la familia aseguran que la Infanta no está enferma, sino abatida por la situación. Y es que el matrimonio ya lleva más de seis años sufriendo los efectos colaterales de un largo proceso judicial, pero aún podría quedar por delante lo peor: el ingreso en prisión de Urdangarin.

Don Juan Carlos comprende las razones de su hijo, el Rey, para evitar el contacto en público o en privado con su hermana y su cuñado. Pero también es consciente de que su hija necesita su apoyo y cariño. Por ello, los Reyes padres buscaron una fórmula que les permitiera reunirse con la familia por separado, de manera que no se perjudicara a don Felipe y no se excluyera a doña Cristina.

Y tras la celebración del 80 cumpleaños de don Juan Carlos en La Zarzuela, viajaron a Ginebra para almorzar con la familia Urdangarin, coincidiendo con el 50 aniversario de Iñaki. Al viaje se sumaron la Infanta Elena y sus hijos, Felipe y Victoria Federica.

Los Reyes, de acto oficial

Mientras don Juan Carlos y doña Sofía almorzaban en Suiza, don Felipe y doña Letizia asistían en Madrid a un acto muy especial: el Rey recibió el reconocimiento por parte de las víctimas del terrorismo por su apoyo y cercanía constante. Marimar Blanco, la hermana del concejal Miguel Ángel Blanco, secuestrado y asesinado por ETA, entregó a don Felipe el premio en Defensa de los Derechos Humanos Adolfo Suárez.

El Rey, que suele renunciar a los reconocimientos, hizo la excepción esta vez y aceptó recibirlo porque lo hacía «en nombre de todos los españoles que rechazan la violencia terrorista». La segunda cita de la semana fue la inauguración de la Feria Internacional del Turismo, Fitur, en la que los Reyes dieron la vuelta al mundo, con escala especial en la India (país invitado de este año), en algo más de una hora y sin salir del recinto ferial.

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