Los jóvenes y el sexo. ¿Inconscientes?

Además…

«Los chicos llevamos preservativo en la cartera, pero solo lo usamos si la chica nos obliga. Y el que diga lo contrario, miente». Así de categórico se muestra Jorge, un estudiante de Derecho de 19 años que no tiene miedo a las infecciones de transmisión sexual (ITS), mientras apura un cigarrillo antes de su próxima clase. «Suponemos siempre que las personas con las que tenemos relaciones no tienen nada», añade.

Se trata de una suposición cada vez más generalizada entre los jóvenes españoles que, en los últimos tiempos, parecen haber dejado de temer a las enfermedades sexualmente transmisibles. No en vano, pasados los peores años del sida, el interés por informarse sobre prácticas de riesgo ha menguado de forma dramática. «Hoy, solo usan preservativo de forma ocasional -explica Pep Coll, médico e investigador de la Fundación Lucha Contra el Sida IrsiCaixa-, pero es que, para contagiarse de una ITS, basta con no utilizarlo una vez».

La falta de información más elemental es perceptible, incluso, en jóvenes universitarias como Mariana, estudiante de 18 años, que prefiere no dar su apellido: «El preservativo, tampoco sirve de mucho, ¿no? -plantea en una conversación con sus amigas-. Porque el sida, por ejemplo, se puede pillar con un beso, ¿verdad?».

Silvia Ortiz, de 22 años, también estudiante, está mejor informada, aunque no por ello deja de asumir riesgos. «A veces soy yo quien le dice al chico que no quiero usar preservativo, porque es más cómodo -admite-. Y él acepta encantado. Todos los años me hago la prueba del sida, aunque me asusta más el virus del papiloma humano (VPH)». Esta es una de las ITS más comunes -hay más de 100 tipos-, capaz de causar cáncer cervical, además de verrugas genitales. «En los chicos puede que nunca se manifieste, pero también la transmiten», subraya Luis Rodríguez Vela, especialista en Medicina Sexual y jefe de Urología del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.

Bajar la guardia

La ignorancia ante las ITS, por cierto, es mayor entre los jóvenes heterosexuales. «Los chicos gais (HSH) están más inmersos en la cultura del VIH, porque casi siempre conocen a alguien que ha sido infectado», explica el médico e investigador Pep Coll. De hecho, el 53,6% de las infecciones por VIH se dan en ese colectivo. Algo que no debe hacer bajar la guardia a las parejas heterosexuales, con un 25,4% de contagios, y que afecta a gente cada vez más joven, ya que el 11% de los infectados es menor de 24 años, según el último informe de Vigilancia Epidemiológica. «En la consulta, empiezo a ver infecciones de VIH en chicos de 17 años. Es muy duro dar y recibir el diagnóstico. El paciente queda devastado y en pánico», revela Coll.

Los adolescentes son quienes más se exponen a contraer una ITS. Verónica Rodríguez Orellana, directora del centro Coaching Club, en Madrid, lleva 17 años trabajando con adolescentes y no deja de sorprenderse: «Hay chicos y chicas, de clase media, de entre 14 y 17 años, que montan fiestas en ausencia de los padres, donde practican juegos sexuales en grupo y sin preservativo, o aceptan apuestas cuya cuantía económica aumenta si son fotografiadas con el móvil. Y, claro, después las chicas, sin capacidad para controlar emocionalmente las consecuencias, se vienen abajo».

Y los chicos tampoco salen ilesos. Ser descalificado del juego llamado «el muelle» -su descripción dejaría con expresión de espanto a más de uno- puede pasarles factura. «Los padres no consiguen entender por qué, de repente, su hijo se niega a ir al colegio», explica Rodríguez Orellana antes de confirmar con vehemencia: «Sí, «el muelle» existe, es real». En las terapias que este especialista realiza con menores de edad y sus familias, ha constatado que padres e hijos apenas hablan sobre sexo. «Hay que trabajar mucho con las familias y en los colegios -apunta la directora de Coaching Club-. Se invierte en reducir el riesgo, pero no en evitarlo: las chicas van al Centro de Salud y les dan la píldora del día después«.

Cambio de visión

Según Rodríguez Orellana, «ni ellos ni ellas saben nada sobre enfermedades de transmisión sexual hasta que se infectan: herpes, candidiasis, verrugas…», alerta. Un dato: alrededor del 30% de los jóvenes de entre 15 y 25 años (franja de inicio de las relaciones sexuales), están infectados del virus del papiloma humano.

La cifra, como indica el urólogo Rodríguez Vela, deja claro que se ha producido un cambio en la forma que tienen los jóvenes de vivir su sexualidad. «Esta relajación, además, ha traído consigo un crecimiento en la incidencia de otras enfermedades como la clamidia y la gonorrea, de contagio muy fácil», afirma.

En Cataluña, por ejemplo, las infecciones causadas por la bacteria Chlamydia trachomatis se han disparado en un 53,4% de 2015 a 2016, según el Centro de Estudios Epidemiológicos sobre ITS y sida. «En 10 años, las notificaciones han subido un 300%», advierte María Jesús Barberá, presidenta del Grupo de Estudio de Infecciones de Transmisión Sexual de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. Este incremento también lo han detectado en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza donde, revela Rodríguez Vela, han subido los casos de clamidia en un 25% en el último año. Aunque, «los chicos que pasan por esto suelen aprender la lección», señala el urólogo.

La clamidia, por cierto, afecta más a las chicas, según los últimos datos del Centro Nacional de Epidemiología. De los 3.563 nuevos casos registrados durante 2015 en nuestro país, una cuarta parte se dio en menores de 24 años, de los cuales, más de la mitad (57,1%) eran mujeres. «Es una enfermedad silente y un diagnóstico tardío puede provocar la obstrucción de las trompas de Falopio y la esterilidad», explica Barberá. Una probabilidad elevada si tenemos en cuenta que es asintomática para tres de cada cuatro mujeres y para la mitad de los hombres infectados.

Como una cadena

Las consecuencias de la gonorrea son similares, si bien la infección por gonococo es más común entre los varones. De los 1.345 casos diagnosticados en 2015 en España, en menores de 24 años, el 88% eran hombres.

Aunque menos común, la sífilis, también causada por una bacteria, es otra de las ITS más prevalente entre los hombres: el 89% de los casos se da entre jóvenes de 15 a 24 años. La aparición de chancros -úlceras abiertas, en general, en los genitales o la boca- y la inflamación de los ganglios pueden tardan tres semanas en aparecer, pero muchas veces es asintomática o sus síntomas son tan leves que apenas se nota. Y ahí reside su peligro, porque la ausencia de síntomas no detiene la transmisión de la enfermedad.

«Nadie piensa que va a pillar una infección o que la persona con la que te acuestas tiene algún tipo de enfermedad -comenta David, de 18 años, alumno de la Universidad Complutense que prefiere mantenerse en el anonimato-. Y en una fiesta, si has bebido, mucho menos». Este comportamiento relajado, de creer que la gente de tu entorno «está limpia», es un auténtico caldo de cultivo para este tipo de enfermedades.

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