“Los años están en la cabeza y el DNI para la policía”

Quedamos bien temprano en un día más de ensayo de Raphael. Acaba de terminar hace unas semanas la gira ‘Sinphónico’ y ya está preparando la del disco que acaba de grabar. Dos jiennenses hablando de música en Madrid. En Infinitos bailes interpreta 14 canciones que han escrito para él otros tantos artistas. Desde Dani Martín hasta Iván Ferreiro, pasando por Manuel Carrasco o Bunbury. Desde la Sala Antonio Vega de Ritmo y Compás, empezamos por el final.

Corazón Al acabar la entrevista, le pedí a Raphael que eligiera una canción para escuchar mientras usted lee esta entrevista.

Raphael Hay una, la que escribió Diego Cantero que se llama ‘Igual’, a la que yo le añadí en el título ‘Loco por cantar’. Es el nombre de mi próxima gira y la actitud que más me define. Es mi estado natural. Eso es Raphael, siempre estoy loco por cantar

C. ¿De dónde sale la idea de ‘Infinitos bailes’?

R. Las ideas siempre salen de mí, tanto lo bueno como lo malo que hago en mi carrera. La culpa siempre es mía. Lo que pasa es que luego hay personas en las que confío y a las que encargo que desarrollen las ideas, porque yo no puedo estar desarrollando un proyecto si estoy haciendo otro. Y como a mí me gusta cuando termino uno estar preparado el siguiente, Infinitos bailes lo ha hecho mi hijo Manuel. Lo ha preparado todo. Ha elegido a todos los artistas que encajaban con su idea y hemos hecho el disco. Yo he revisado y he oído las canciones, pero él se ha llevado el trabajo duro. Y después me ha dicho: «Papá, cuando usted quiera, puede cantar», (risas).

C. Las canciones que han hecho ellos son exclusivas para usted. Pero, ¿ahí ha metido usted el dedito?

R. Yo con los autores nunca meto el dedito. Porque el autor tiene que estar libre para componer. Está claro que tiene que escribir para mí, pero intento no influir. Necesitaba canciones que no tuvieran el lenguaje que se usaba antes sino el que se usa ahora. Aunque vengan a decir lo mismo, no es igual una canción de amor de Manuel Alejandro que una canción de Mikel Izal. Cuando escuché la que hizo, por ejemplo, mi querido Dani Martín (Aunque a veces duela), pensé: «Esto es un número uno». Se veía venir.

C. Para Raphael, ¿qué duele a veces?

R. La rabia de no poder arreglar las cosas. Tal y cómo está todo hoy en día…

C. La canción ‘En pie’ parece una declaración de intenciones. Muy para usted.

R. Es que es eso, Virginia Martín consideró que me iba a gustar y que me iba a ir bien. Y efectivamente así ha sido. Me encanta rodearme de gente joven porque es un lenguaje que entiendo muy bien. Los años están en la cabeza. El DNI, para la policía, si te lo pide.

Repetiré la gira ‘Simphónico’, sin duda»

C. Cada vez hay público más joven en sus conciertos. ¿Se van solapando generaciones?

R. Sí, pero eso sucede desde hace mucho. En realidad en todas mis décadas he tenido siempre chavales y chavalas. Cuando tenía 16 años, tenía todo el público de 16 y los padres. Cuando pasé a los 26, seguí teniendo al público de 26, a los padres y se añadían los más jóvenes. Son los que llenan los sitios. A los mayores les cuesta más trabajo salir.

C. ¿Está cómodo con este último disco?

R. Estoy tremendamente cómodo. Si no, no lo haría. Desde siempre he hecho lo que quería hacer. Nunca he estado obligado a nada. Soy de los que piensan que un no a tiempo es mejor que arrepentirse luego. Siempre hay que decir no, que para decir sí hay tiempo.

C. ¿Cómo ha vivido la gira ‘Sinphónico’?

R. Ha sido más que bonita. Me ha sorprendido, porque era sacar un poco los pies del tiesto. De pronto debuto en El Teatro Real con la Orquesta sinfónica de RTVE. Es muy fuerte, no? Una gira así es lo que he soñado toda mi vida. Vengo de un coro y era una ilusión que tenía. Yo sentía que a lo mejor me estaba pasando de rosca, pero el público me dijo que no. Toda la gira ha estado llena y cuanto más grande era el espacio, mejor quedaba. De hecho, la gente iba con mucha disposición. En Bogotá, Nueva York… donde fuera. La gente incluso se vestía para la ocasión.

C. ¿Repetirá la gira ‘Simphónico’?

R. Sin duda. He parado porque tenía otros proyectos, pero después de lo vivido estos meses, lo volveré a hacer.

C. Ahora ha cambiado la chaqueta elegante por la roquera. Arranca ‘Loco por cantar’.

R. ‘Loco por cantar’ es mi estado natural. Vamos a hacer más de 40 conciertos que empiezan en Almería el 21 de abril

C. ¿Ha elegido Almería por algo en especia?

R. Empiezo en Almería porque soy algo supersticioso. Allí estrené Sinphónico, estrené 50 años después y ha ido muy bien. Pero todos los sitios son especiales. El Liceo de Barcelona, la Maestranza de Sevilla donde actué el año pasado, la plaza de Linares, que es la ciudad donde nací…

Estoy preparando una nueva película»

C. De todos los lugares en los que ha actuado, ¿hay alguno que le haya marcado más?

R. Es que no me da demasiado tiempo a pensar. Yo actúo y sigo, porque sé que volveré. Pero voy mirando hacia delante y lo hecho, hecho está. Creo que me quedo con los momentos especiales más que con lugares como tal.

C. ¿De dónde saca tanta energía? Son ya 73 años y la mayoría sin parar.

R. Todo depende de cómo te plantees la vida. Yo mis energías las gasto en cantar. Y descanso bastante aunque no lo parezca. Me levanto a las ocho de la mañana todos los días y no dejo escapar la siesta aunque esté de gira. Desde las 12 de la mañana, no hablo. Y así llego a punto y puedo hacer tantos conciertos y estar siempre bien. Al público le tengo mucho respeto y quiero que cuando oiga la primera canción, diga: «Oye, pero qué bien está». Es mi deber.

C. ¿Cómo va a ser la gira ‘Loco por cantar’?

R. En cuanto a duración, el concierto será como vengo haciendo desde siempre: casi tres horas en el escenario. Sobre el repertorio, por supuesto estarán las 14 canciones de Infinitos bailes y luego las que llamo cariñosamente las joyas de la corona. Pero tengo tanto repertorio que puedo ir variando y no repetir las del año pasado. Hay dos o tres que tienen que estar porque si no, no salgo de allí. El público es el que manda.

C. ¿Le acompaña su hijo Manuel en la gira?

R. No, Manuel fue el que tuvo y realizó la idea, pero tiene su trabajo y no puede estar conmigo en la gira. Pero voy con mucha gente profesional y de confianza.

C. ¿De dónde saca tiempo para disfrutar junto a los suyos?

R. Siempre hay. Antes salía de viaje y tardaba meses en volver. Ahora voy de gira y no paso más de tres semanas sin regresar a casa. Estoy unos días y me voy otra vez. Siempre estoy volviendo.

C. ¿Cómo es un día en la vida de Raphael cuando no trabaja? ¿Hay días de esos?

R. Los hay, los hay. Familia, amigos… Y si la familia y los amigos no están, pues me pongo a pintar.

C. Desconocía esa faceta.

R. Es que no expongo. Pinto para mí. Bueno, y para fastidiar a mis amigos. Cuando es el santo de alguien le regalo un cuadro y lo tiene que poner (risas).

C. Si tuviera que hablar de otros artistas, hablaría de…

R. De Shirley Bassey, porque es la mujer más impresionante cantando que he visto nunca, de Elvis, Rocío Jurado… hay muchos. Sobre Rocío, por ejemplo, cuando ella y yo preparábamos algún dueto éramos, como dice Carlos Herrera, dos bestias. Cantar y estar con ella era una orgía de disfrutar. Hay artistas que te provocan mucho.

C. ¿Y el cine? Tiene también una larga trayectoria. ¿Le sigue llamando el Raphael actor?

R. Sí, claro. Siempre he hecho cine. Precisamente ahora estoy preparando una nueva película. Estamos con el guion. Pero el problema son las fechas. Se iba a haber hecho en enero de 2018, pero con la cantidad de conciertos que tenemos, seguramente será a finales de ese año. Me gusta hacer una película cada dos o tres años.

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