La dominicanidad merece propuestas responsablemente precisas para poder elevar del debate político

Guillermo Caram

Especial/Caribbean Digital

SANTO DOMINGO./ Al tiempo de saludar la proclamación del candidato del PLD en un espectáculo solo comparable con el de la actuación de grandes estrellas; entendemos que la magnitud de los problemas nacionales, los desafíos internacionales, así como los reclamos de una ciudadanía que ve el país por mal camino y desaprueba su gobierno frente a un candidato que promete “continuar” lo que se está haciendo sin precisar que es lo “que está bien”  exigen propuestas mas precisas sobre que es lo malo que se va a corregir y que es lo que se va a hacer que nunca se ha hecho.

Guillermo Caram. Archivo.

Así hemos hecho los reformistas durante las 16 ruedas de prensa que han precedido a la presente.

Tomemos el ejemplo de dos líneas apuntados por el candidato del PLD en su discurso: la distribución del crecimiento y el látigo para combatir la corrupción.

“Distribuir el crecimiento”, implica el reconocimiento que los beneficios del crecimiento económico proclamado por el gobierno no han beneficiado a la población. Entendemos en consecuencia que el candidato del PLD debe precisarle a la ciudadanía como piensa corregir los siguientes males causantes de la concentración de los beneficios del crecimiento:

1.     Los privilegios que disfrutan los funcionarios públicos a través de jugosos salarios e ilimitados gastos de representación, asistentes y personal de seguridad que sobrepasan lo estipulado en la ley de Función Pública,  la exención en el pago de servicios como el de la luz, etc.; privilegios que contribuyen a la existencia del enorme déficit fiscal que sufrimos.

2.     El desequilibrio del gasto, especialmente las inversiones públicas, entre todas las provincias y regiones del país en lugar de concentrarlas en el Gran Santo Domingo aparentemente inspirado en que mas de la tercera parte de los votos están localizados en ésta jurisdicción; ignorando que esa geografía del gasto genera concentración urbana, fomenta la migración y contribuye al abandono de nuestros pueblos, campos y ciudades.

3.     La desproporción de la inversión y el gasto entre todos los sectores de la actividad económica no solo en aquellos susceptibles de emprender megaproyectos como el transporte que revisten interés a grandes empresas extranjeras y financistas de países grandes,  aunque sean latinoamericanos; en perjuicio de la capacidad de inversión en infraestructura de apoyo a nuestros sectores productivos, como la agricultura a través de caminos vecinales y canales de riego. Así sería la economía, no la burocracia, generará puestos de trabajo, haciendo innecesarios los subsidios que fomentan una sociedad dependiente del Estado, inhiben la capacidad de emprendimiento y consumen recursos públicos.

4.     Los privilegios en compras estatales que proporcionan pingues beneficios a empresas en perjuicio de los consumidores y la economía como sucede en la electricidad cuyos precios están regidos por contratos y fórmulas, desalentando la competencia reductora de precios y costos.  Algo similar sucede con los combustibles cuyos precios son fijados por el Estado.

5.     Los contratos de explotación minera que concentran los beneficios económicos en las empresas no obstante los perjuicios ambientales causados, especialmente de explotación de oro,  que apuntan cotizarse hacia el orden de los 2000 US$ la onza.

Reconociendo los méritos del candidato del PLD, las actuales circunstancias demandan algo mas que el voto de confianza que solicita al insistir que ahora es su tiempo ofreciendo como garantía su propio “YO”; en lugar de propuestas concretas para corregir lo citado que se está haciendo mal.

Los puntos anteriores son fundamentales para la distribución del crecimiento, por lo que esperamos que el candidato del PLD precise sus propuestas en torno a ellos.

Como también se necesitan propuestas concretas en materia de corrupción y no limitarse al uso “látigo”. Ejemplo de lo poco convincente y pertinente de ello es la experiencia de la Unión Cívica Nacional que recurrió al “látigo” en cada dedo de la mano durante la campaña electoral de 1962. Perdió las elecciones y cuando accedió al poder por la fuerza, gobernó con tanta corrupción que provocó un levantamiento popular en 1965 que no provocó el golpe de estado que auspiciaron en 1963.

La dominicanidad  merece propuestas responsablemente precisas para poder elevar del debate político y convertir las presentes elecciones en un evento perfeccionador de la democracia.

El  PRSC lo está haciendo con la mira puesta en la conquista del poder en el 2012. Esperamos que los demás partidos y candidatos así lo hagan.