La colmena de Marina Castaño

e dice periodista y escritora, pero solo estudió hasta el Bachillerato en un colegio de A Coruña, de donde es natural. La fama de Marina Castaño (60) proviene de ser la segunda mujer del premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela Trulock. Y, por ende de ser, hasta el año 2013, marquesa viuda de Iria Flavia.

Con su relación se unía así a la historia de otros prohombres de las letras, como Alberti o Borges, que cuando empezaron a saborear el agridulce gusto de la tercera edad tropezaron con féminas más jóvenes –40 años en el caso de Marina–. Sin embargo ahora, se sienta en el banquillo, ante un Tribunal Popular, por un presunto delito de malversación de fondos públicos.

Se enfrenta a una pena de entre tres y seis años de cárcel, y ya se le ha pedido depositar una fianza solidaria de 200.000 euros. Como se observa, Marina ha pasado del dinero y la fama, a los problemas judiciales. Estas son las diez celdas que integran la colmena de la viuda de Camilo José Cela.

Las diez ‘celdas’ de la ‘colmena’ de la viuda de Cela

  1. Fundación. Camilo José Cela no dejó entre sus voluntades el nombre del nuevo presidente de su Fundación. Un mes después de su muerte, el patronato no elegía para este cargo a su hijo, Camilo José Cela Conde, a pesar de sus cualidades literarias, sino que, en una junta general extraordinaria a puerta cerrada, optaron por Marina. Ocho años más tarde, en 2010, la ruina económica de la Fundación llevó a que fuera rescatada por la Xunta de Galicia. En 2013, Marina perdió su cargo como presidenta de honor.
  2. La herencia. Tras la muerte del Nobel se produjo una guerra familiar por el reparto del peculio del escritor. La última voluntad de Cela fue un testamento realizado en julio de 1991, escasos meses después de casarse con Marina. Tenía plena conciencia del valor del su legado cultural y lo guardó con esmero y sigilo. Las ventas y transmisiones patrimoniales en vida del escritor minusvaloraron la herencia final, en detrimento de los herederos legítimos y a favor de Marina. Cela no tuvo reparo en considerar pagada la legítima a su hijo, Camilo José, con la mitad de un cuadro del pintor Joan Miró que le donó en vida. El cuadro, titulado Recuerdo de una tela apuñalada, se valoró en unos 1.200.000 euros, aunque cuando se tasó para su venta apenas alcanzó los 100.000 euros. El hijo de Cela (71 años) no estuvo de acuerdo con el reparto. El litigio por la herencia llegó hasta el Tribunal Supremo. A pesar de los recursos presentados por la viuda, el legítimo heredero ganó hasta tres juicios y Marina Castaño se vio obligada a pagarle al hijo del escritor 3,9 millones de euros. La Fundación Camilo José Cela también tuvo que indemnizarle con 1,1 millones de euros.
  3. Sociedades tapadera. Muchos expertos consideran que Marina Castaño, que también llegó a ser consejera de Caja Guadalajara, heredó un patrimonio valorado en cerca de nueve millones de euros. Todo ello fue controlado a través de sociedades tapaderas de las que ella era accionista o administradora única. La actividad de estas sociedades instrumentales fue muy diversa: iban desde los servicios de «hospedaje, hostales y pensiones» hasta la «explotación de obras literarias o teatrales», pasando por la «adquisición de fincas».
  4. Colección artística. Cela poseía una valiosa colección de arte que reunía en torno a 500 obras de Miró, Picasso, Viola o Tàpies. También miles de manuscritos, 90.000 cartas y una biblioteca con más de 40.000 volúmenes. Gran parte de eso fue legado a la Fundación en 1990. Sin embargo, la falta de liquidez llevó a que Marina se deshiciera de parte del patrimonio. En 2015 en la sede de Christie’s en París puso a la venta una arpillera que Manolo Millares regaló a Cela en 1960. Se tasó entre 60.000 y 80.000 euros.
  5. Sus relaciones. Tras la muerte de Camilo José Cela, a su viuda se le adjudicó alguna que otra relación sentimental. Una de las que más dio que hablar fue la que mantuvo con el decorador y escultor inglés Richard Hudson. Este conoció a Marina Castaño durante el verano de 2002, seis meses después de fallecer el escritor, en una fiesta celebrada en la mansión mallorquina de la relaciones públicas Cristina Macaya, quien fue pareja durante muchos años del empresario Plácido Arango.
  6. El tercer matrimonio. Su pareja actual es Enrique Puras (54 años), cirujano de la clínica Quirón de Madrid. Los rumores comenzaron en 2011, cuando acudieron juntos a varias fiestas. Se casaron el 29 de junio de 2013. La boda supuso la pérdida de su título nobiliario de marquesa viuda de Iria Flavia y que la Xunta encontrara el argumento para apartarla de la presidencia de Honor de la Fundación.
  7. Persona ‘non grata’. El hundimiento de la Fundación por su mala gestión llevó a que se convirtiera en una de las personas menos queridas en Padrón, ciudad natal de Cela. Los rumores de que la Xunta, tras hacerse con la gestión, iba a trasladar parte del legado a la Ciudad de la Cultura, en Santiago, llevó a manifestaciones y que todos los partidos políticos se pusieran de acuerdo en declararla persona ‘non grata’ en el año 2010.
  8. La acusadora. El rechazo de los habitantes de Padrón a Marina se personifica en Lola Ramos. La vecina de Iria Flavia, que vive en la acera de enfrente de la Fundación y a unos 30 metros del olivo bajo el que yacen los huesos del Nobel, ha conseguido, tras más de 12 años de lucha, que Marina Castaño se siente en el banquillo de los acusados.
  9. Derechos de autor. Hay una ganancia que Marina tendrá siempre: los derechos de autor de Cela. Una fuente inagotable si tenemos en cuenta que sus libros son de obligada lectura en Secundaria. La Justicia ha determinado que es la titular. De hecho, el hijo del escritor no puede publicar las cartas de amor, inéditas, de su padre a su madre, Charo Conde, con claves sobre la formación del escritor y sus primeros libros. Las cartas las tiene él, los derechos, ella.
  10. Frentes abiertos. Los Tribunales de Coruña también investigan a Marina Castaño por un presunto delito de fraude del IVA. Presuntamente, la viuda de Cela se habría embolsado, a través de la sociedad interpuesta Lengua y Literatura (AIE), el IVA de las millonarias ayudas públicas que recibía la Fundación del escritor.

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