Kevin Kisner, líder del PGA Championship de cara a la última ronda

CHARLOTTE, Carolina del Norte, EE.UU. Kevin Kisner sobrevivió a un catastrófico cierre en el PGA Championship el sábado, gracias a un afortunado rebote contra un puente que le permitió rescatar un bogey y tomar una ventaja de un golpe de cara a la última ronda en el campo de Quail Hollow.

Kisner de antemano había cedido una ventaja de dos golpes con un tiro al agua en el hoyo 16. Estaba a punto de repetir el error en el hoyo 18, pero la pelota rebotó con el puente de concreto, salió disparada por los aires y desapareció entre la maleza en el montículo sobre un arroyo. Hizo buen trabajo para sacarla hacia el green y con dos golpes en una distancia de 13,7 metros (45 pies) entregó una tarjeta de 72 golpes, uno sobre par.

No fue el único que tuvo problemas al final de un largo y caluroso día.

Chris Stroud, el último jugador en clasificarse al PGA Championship con una victoria en un desempate la semana pasada en Nevada, debió realizar tres putts para bogey en sus últimos dos hoyos para terminar con 71 golpes, y jugará en el grupo final junto a Kisner.

También un tiro abajo se encuentra Hideki Matsuyama, que acabó con 73.

Jason Day se mantuvo junto a ellos hasta que tomó una decisión peculiar que probablemente le haya costado una oportunidad razonable. Atrapado detrás de un árbol en la calle del hoyo 18, Day eligió no tratar de reincorporarse al fairway e intentó rodear el árbol y a los espectadores a la derecha.

El palo se estrelló contra el pino y la pelota fue a dar a los arbustos. Recibió un golpe de sanción, luego se quedó corto del green y terminó con un bogey cuádruple _ocho golpes para llegar al hoyo_ lo que le significó firmar una tarjeta de 77.

Day acabó siete golpes detrás del líder.

Rickie Fowler se hallaba a tres disparos del líder hasta que registró un bogey de tres golpes en el hoyo 16, un tiro que fue a dar al agua en el 17 para un doble bogey, y un bogey de tres disparos en el hoyo final. Eso lo hundió a una desventaja de seis golpes.

Entre todo ese caos, Matsuyama mantuvo vivas sus posibilidades de brindarle a Japón su primera victoria en un major.

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