Japón: “Las pequeñas cosas que hacen grande a una nación”

Héctor Domínguez
Japón.- A lo largo de las seis décadas que muy pronto voy a celebrar, la vida me ha dado gratas y agradables oportunidades.

Apenas despuntaba como joven, Roque Napoleón Muñoz y Domingo de la Cruz, me daban una de mis primeras experiencias, fuera del territorio de mi país.

Embajador Héctor Domínguez, pronuncia las palabras de bienvenida del acto.
Embajador dominicano en Japón, Héctor Domínguez.
Japón es un rico modelo para nuestros países.
Japón es un rico modelo para nuestros países.

Con 22 años, formé parte de la delegación de la República Dominicana que, asistió a la Ciudad de Medellín, Colombia, a participar en los XIII Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Mucha agua ha corrido por el cause de nuestros ríos desde entonces.

En actividades empresariales, culturales, políticas y diplomáticas, he andado parte importante de nuestro mundo.

Desde el Norte, Centro y Sur de América, naturalmente salpicando nuestras Antillas Menores y Mayores; parte importante de Europa y algunas naciones importantes de Asia, he tenido la suerte de poner mis plantas sobre estos territorios.

Como es natural, se va aprendiendo y la suma de esos conocimientos, hacen del pensamiento una fuente interesantísima, que uno siempre quiere poner al servicio de nuestro “pequeño mundo”: El gran país dónde tuvimos la suerte de nacer.

Educación: El arma más poderosa para el desarrollo
La Segunda Guerra Mundial dejó un terrible sabor amargo en el alma de todos los Japoneses.

Inclinaron humildemente sus cabezas y, se refugiaron, en el impulso de las grandes tareas de reconstrucción nacional.

70 años después, los resultados avalan la certeza de esa decisión.

Con una población de 126 millones de ciudadanos, hoy ostenta junto a Estados Unidos, China y Europa, el liderazgo de la economía mundial.

Siendo Japón, de manera particular, la tercera escomía del mundo.

Las tareas del crecimiento y el desarrollo ecónomo de los Japoneses, han ido estrechamente vinculadas, al de la educación de su población.

El último informe de la OCDE sobre educación mundial, ubica a Japón en el puesto No. 4 en el mundo.

Singapur, Hong Kong, Corea del Sur, Japón y Taiwán, son los 5 lugares del mundo con mejores escuelas de formación.

El gran Tokyo
Él área del Gran Tokyo, es la conglomeración humana más grande del mundo. con una población cercana a los 35 millones de ciudadanos.

Es el área de mayor contraste  entre rascacielos modernísimos, trenes de alta velocidad (Shinkansen) y simplicidad y confianza de su población, de todas las edades que podrá encontrar en el mundo.

Pájaros en sus nidos
Los niños desde muy temprana edad, se desplazan solos, en medio de grandes edificios, con la naturalidad y la placidez, con que se hace en el patio de la casa.

Desde ésta parte del mundo, nos resulta demasiado difícil describir la espontaneidad y la confianza, con que millones de niños se desplazan por las calles de Tokyo, cargados de pesadas mochilas, uniformes elegantes, pletóricos de alegría y embrujados de la más absoluta ingenuidad.

Aprenden desde muy temprano a ser ciudadanos correctos y respetuosos.

Hacen pare, frente a un semáforo de una pequeñísima calle, por donde apenas cabe un carro, al igual que hacen sus padres y todos los ciudadanos Japoneses.

Igual cruzan las grandes avenidas de la ciudad, contando con el respeto y la prudencia de los conductores que, siempre le van a dar la preferencia y se mantendrán a una prudente distancia del peatón.

De igual manera suben y bajan a un autobús o a un tren, desplazándose solos, en medio del tremendo movimiento de esa gran ciudad.

A nadie se le ocurre atravesar la calle por la mitad. También desde muy niños aprenden que, en las esquinas hay un espacio, para los peatones cruzar.

Esta tremenda urbe, es un rico modelo para nuestros países ensayar, el destino que inexorablemente tendrán que elegir.

Ciclistas y Motoristas
En todo Japón, no vas a encontrar un motorista, o alguien en bicicleta, ni su acompañante, sin el casco protector.

Desde niño aprenden que ese es un instrumento, no para complacer al policía; sino para proteger su vida.

El ciclista que circula en Japón sin luz, tan pronto oscurece, siempre encontrará un inspector de la ciudad que, con mucha amabilidad, le pondrá una alta e incómoda multa.

Interesante resultan los centenares de lugares públicos, para el Parqueo de los motores y las bicicletas.

Ahora se me hace mucho más fácil entender a Andrés Oppenheimer en su obra: !Basta de historia!, quien como un grito de guerra concluye con sobrada razón que la llave del acceso de América Latina al primer mundo no la tienen sus ministros de economía, sino los de educación.

Porque para él: La educación es “el mejor plan para combatir la pobreza”.

El autor es Embajador
Dominicano en Japón.

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