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La cancelación de la sargento de la Policía Nacional, Perla Mariel Cordero Sánchez, vuelve a poner de manifiesto el nivel de intolerancia que existe en las instituciones públicas de la República Dominicana.
Esta joven policía, como escribió el periodista César Medina en el Listín Diario, no aparece con una sola falta importante, ni amonestaciones, ni fallas en sus servicios de 14 años ininterrumpidos. A pesar de todo, fue separada de la institución del orden.
¿Por qué la cancelaron, entonces?, según el artículo de Medina: “Sencillamente porque pidió mayor protección para los agentes policiales en servicio, en medio de una ola de asesinatos donde en solo dos días cayeron abatidos cinco de sus compañeros a manos de delincuentes desalmados que los despojaron de sus armas de reglamento”.
Pero este nivel de injusticia no solo ocurre en la Policía Nacional, que no es ni será el último caso, sino también en otras dependencias estatales. Por comentarios como el de la sargento y por menos de ahí hay otras personas que han sido despedidas por sus jefes inmediato. Muchos funcionarios son intolerantes a que uno de sus subalternos opine públicamente de realidades que padecen el país y ellos mismos en carne propia.
En la Policía, por razones de código, respeto y obediencia se han justificado las injusticias que cometen contra sus miembros, sin importar el tiempo en la institución y la buena hoja de servicio.
Lástima que en otras dependencias estatales también se esté dando esa práctica. Instituciones públicas como Hacienda, Intabaco, Infotep y en los ayuntamientos, las cancelaciones sin justificación se producen en muchos de los casos. En ocasiones, botan del trabajo a cualquiera por envidia, retaliaciones políticas y chismes de personajes que buscan adeptos con funcionarios en base a las calumnias.
Pero esa práctica también es común en las empresas privadas, aunque con menos frecuencia. Aquí se dan tumbes unos con otros, por posiciones y por “compadreo” para estar frío con el jefe. Como decía Mundito Espinal, aquí se da “De todo un poco”.
Al presidente Danilo Medina, más que ayudarlo con estas acciones, sus funcionarios civiles y militares lo que provocan es que se vea y se perciba que en este país se viva en una dictadura con apoyo popular, como hay muchos dominicanos que así lo creen.
Por ayudar a su Presidente, hay funcionarios que meten la pata, cuando hablan y «lamben» demasiado.
¡Hasta cuando!…