Indiscretos

Por Miguel Cruz Suárez

Eloísa Cuervo Gris, era por todos conocida por ¨LALA BOJEO¨ un apodo que le endilgó Arturo el profesor de Geografía, después de comprobar que su esposa tenía razón cuando se quejaba de que la susodicha, realizaba un recorrido ultra detallado por el cuerpo de las personas que se cruzaban en su camino o con aquellas que conversaba.
La mujer de marras apenas le miraba los ojos a sus interlocutores, quienes sufrían una especie de escalofrío sintiendo la mirada escrutadora e indiscreta que iba subiendo como un ultrasonido desde los zapatos hasta la punta del cabello. Todo quedaba recogido en su fotográfico cerebro y con entera facilidad unos meses después se cruzaba en el camino de alguna de sus bojeadas y le decía con total descaro: SALEN BUENAS LAS SANDALITAS AMARILLAS, PERO ME GUSTABA MÁS CUANDO TE LAS PONÍAS CON EL PITUZA BLANCO, EL DE LOS DOS BROCHES EN EL BOLSILLO DERECHO.
Parece que era un mal de familia, una herencia terrible que pasaba de madre a hijos, porque su primer descendiente: Santiaguito ¨Gofio sin Agua¨ el chamaco más difícil de tragar en el barrio; resultó, como su madre, experto también en indiscreciones. Su especialidad era detectar las prendas de vestir que alguien usaba y que resultaban ser prestadas por amigos o familiares. En una ocasión durante la fiesta de fin de zafra (festejo muy esperado y concurrido en los bateyes azucareros) le sonaron tremendo garnatón por esa causa.
Resultó que actuaba un cantante local muy admirado, Rolandito ¨Sufrimiento¨ así apodado por sus canciones de profunda melancolía. Esa noche el ídolo se emocionó y tuvo un cierre casi de barítono interpretando su último éxito: ¨Al atardecer te espero en el cañaveral¨, terminó sudoroso y emocionado recibiendo los vítores y aplausos de la multitud, pero casi al final se escuchó la voz estridente de Santiaguito que no se pudo contener y gritó: APRETASTE SUFRIMIENTO Y ESO QUE LA CAMISA DE SEBASTIÁN TE QUEDA CHIQUITA.
Son personajes desagradables y carentes de ética, peligrosos a la hora de visitar enfermos terminales o ir a conocer niños recién nacidos, momentos en que protagonizan episodios de incómoda falta de discreción, soltando lo mismo un: ¡AVE MARÍA CELEDONIO! SI ESTÁS MÁS MUERTO QUE VIVO o espetando frente a la familia del bebé acabado de llegar: PERO QUÉ MONADA Y QUÉ CÓMICO, TIENE EL MISMO LUNAR DEL BODEGUERO.
En lo cotidiano y barrial el daño suele ser de estas magnitudes ya descritas, pero en determinadas posiciones u oficios las consecuencias de esas actitudes son más graves, personas de esta naturaleza se convierten en maestros de la filtración y el chisme, en presencia de ellos no se puede hablar, ni de pelota.

El autor es cubano, colaborador de los periódicos Granma y Juventud Rebelde.

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