fiscalía arremete contra acusados que “jugaron sucio” en el fútbol

NUEVA YORK. Cegados por la codicia, los tres acusados en el juicio del escándalo de corrupción de la FIFA aceptaron millones en sobornos “y jugaron sucio” en el fútbol, aseguró el lunes la fiscalía estadounidense, mientras sus abogados proclaman su inocencia.

“Estos acusados jugaron sucio al deporte para llenarse los bolsillos con dinero que podría haber beneficiado” al fútbol, un deporte que en Sudamérica es “una pasión, casi una manera de vida”, dijo al jurado el joven fiscal Keith Edelman en los argumentos iniciales del juicio en la corte federal de Brooklyn.

“Lo hicieron año tras año, torneo tras torneo, soborno tras soborno”, escondiendo el dinero en cuentas secretas alrededor del mundo, en empresas fachada, en contratos falsos o valijas con dinero, añadió.

Un total de 42 exjerarcas del fútbol de las Américas, empresarios deportivos y un banquero, así como tres empresas, son acusados por el gobierno estadounidense de cometer 92 crímenes en 15 esquemas de corrupción, embolsando en el camino más de 200 millones de dólares en sobornos.

Pero los acusados que son juzgados son solo tres millonarios y poderosos jerarcas sudamericanos que insisten en su inocencia: el exjefe de la Confederación Brasileña de Fútbol, José Maria Marín, de 85 años; el paraguayo Juan Ángel Napout, expresidente de la Conmebol y exvicepresidente de la FIFA, de 59 años, y el exjefe del fútbol peruano y exintegrante del comité de desarrollo de la FIFA Manuel Burga, de 60.

Para reforzar su posición ante el jurado en este país donde el fútbol no es muy popular, la fiscalía y la defensa apeló a numerosas comparaciones con la NFL, la liga de fútbol americano, o con equipos de béisbol como los Mets o los Yankees.

– ¿Marín, un jugador pasivo? –

Los acusados insisten en que son inocentes de los cargos de corrupción, lavado de dinero y fraude bancario. La fiscalía asegura que recibieron millonarios sobornos a cambio de otorgar contratos de televisación y marketing de partidos clasificatorios para la Copa del Mundo y torneos nacionales y regionales como la Copa América o la Copa Libertadores.

“No estoy aquí para decirles que no hay corrupción en el mundo del fútbol internacional. El mundo del fútbol internacional no está siendo juzgado hoy. Quien es juzgado es José Maria Marín”, dijo al jurado su abogado, Charles Spillman.

Como Marín llegó a la jefatura del fútbol brasileño tras la renuncia inesperada de otro acusado, Ricardo Teixeira, Spillman comparó a Marin con un jugador pasivo en la cancha de fútbol, alguien que está ahí “para llenar un hueco”.

“Estaba en la cancha pero no participaba en el partido”, dijo, y sugirió que no hacía nada sin Marco Polo del Nero, que le sucedió durante unos meses a la cabeza de la CBF tras su arresto en un lujoso hotel de Suiza el 27 de mayo de 2015.

De traje, acompañado por su esposa de hace 59 años en segunda fila, Marin siguió su argumento con la ayuda de un traductor. Desde su extradición a Estados Unidos y tras pagar una fianza de 15 millones de dólares está en prisión domiciliaria en su apartamento de la Trump Tower de Nueva York.

– Ni un dólar “de dinero sucio” –

La abogada de Napout, Silvia Piñera Vázquez, aseguró por su lado que no hay evidencias de que su cliente aceptó sobornos o hizo algo malo, aunque la acusación exhiba como evidencia fotos que lo muestren con jerarcas corruptos como “El Papa”, según la letrada, como se refirió al difunto jefe del fútbol argentino Julio Grondona.

“Ustedes verán fotos suyas con ‘El Papa’, pero esto no quiere decir que jugó sucio”, dijo Piñera Vázquez. “No le encontraron un dólar de dinero sucio, una transferencia bancaria sucia en todas sus cuentas bancarias en el mundo”.

La fiscalía asegura que Napout aceptó sobornos en efectivo.

La abogada del exjefe de la Conmebol dijo que la fiscalía posiblemente llame como testigos a otros acusados que se han declarado culpables, cooperan con el gobierno y esperan así reducir sus sentencias: el empresario argentino Alejandro Burzaco, el chileno Sergio Jadue, el colombiano Luis Bedoya y el venezolano Rafael Esquivel.

Se prevé que el juicio dure unas cinco o seis semanas e implicará el repaso de unas 350.000 páginas de pruebas, así como la declaración de decenas de testigos. El dossier consiste de más de 30 millones de documentos, informó Bruce Udolf, abogado de Burga.

“Mucha gente obtuvo dinero (de sobornos), mucha gente recibió pagos, pero no Manuel Burga”, aseguró su abogado.

Si el jurado los declara culpables, la jueza decidirá su sentencia. Los delitos más serios de los que son acusados acarrean una pena máxima de 20 años de cárcel.

De los 42 acusados, 24 que han sido arrestados o extraditados a Estados Unidos se han declarado culpables y dos ya han sido sentenciados. Otros 15 que están en el extranjero han sido o son juzgados en sus países o combaten la extradición.

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