“Fin de la Impunidad”, una marcha multitudinaria y de calidad

José Alfredo Espinal

Caribbean Digital

La marcha contra el fin de la impunidad en la República Dominicana no solamente reunió a miles de ciudadanos en Santo Domingo, sino que los convocados se aseguraron de que la misma fuera contundente.

Esta manifestación popular busca que el Gobierno actúe de manera seria y responsable en los casos de corrupción que vinculan a la empresa brasileña Odebrech, la cual admitió el pago de US$92 millones en soborno en el país para asegurar contratos públicos.

Un colectivo de agrupaciones, entre ellas políticas de la oposición, así como dirigentes del propio partido de gobierno, marcharon contra de la impunidad y la corrupción que afirman impera en el país.

Desde muy temprano de la mañana, personas de todos los pueblos del país abordaron diferentes tipos de vehículos para asistir la gran manifestación en la capital dominicana, dando así una demostración de fuerza conjunta para que los casos de corrupción no se queden en el vacío, como siempre ha sucedido aquí.

El Gobierno, aunque ha manifestado a través del Ministerio Administrativo de la Presidencia que también desea que se haga justicia, no puede quedarse en simples promesas de palabras, sino que desde los estamentos judiciales deben abogar porque de una vez y por todas caiga quien caiga, como ha señalado la Procuraduría General de la República, los actos dolosos no se echen al zafacón.

El país dio un ejemplo de civismo con esta marcha, dejándole claro al Gobierno y a sus funcionarios que ya el pueblo está cansado de tanto relajo e irrespeto en el manejo de los recursos del Estado dominicano.

Los dominicanos quieren ver por una vez y por todas al menos un ejemplo del castigo merecido para los culpables de desfalcar a la nación.

En los sobornos que hizo Odebrech solamente no pueden involucrarse a los funcionarios y exfuncionarios del Gobierno.

También tienen que responder las empresas y los representantes de las mismas que de una u otra manera han participado en las negociaciones. No puede ni debe haber vacas sagradas con los ladrones de cuellos blancos que hasta el momento han comido con su dama en el escándalo de corrupción, porque hasta el momento a nadie se ha señalado del sector empresarial dominicano.