Enrique Meneses: «Un periodista es un superviviente»

Caribbean Digital

España./ Siria. Es una respuesta fácil, al menos para el madrileño e hijo de periodista Enrique Meneses. El fotógrafo y reportero, de 82 años, se marcharía ahora mismo al país que suma ya más de 8.000 muertos por la represión de Bashar al Asad. «En la rue du Canon de Beirut coges un taxi y le dices que te lleve a Damasco, se tarda hora y media. Si no, vas a pie; donde hay una frontera con montañas hay contrabandistas que pueden ayudarte a pasar», añade.

Enrique Meneses.

Sabe de lo que habla. Y no comprende, asegura, «que haya periodistas que pidan al cuerpo diplomático que los saque de allí». Este aventurero ha sido corresponsal en Oriente Medio y en la India. Ha explorado África y fotografiado a Fidel Castro y al Ché Guevara en Sierra Maestra y también a las miles de personas que escucharon a Martin Luther King en la Marcha sobre Washington, en 1963, entre ellos, varios actores del Hollywood dorado. Ha estado en Egipto y en Irán. «Yo no le tengo miedo a la muerte, he pasado una vida fabulosa», dice.

Acaba de recibir un premio más: en esta ocasión, el Letras enredadas del Congreso Iberoamericano sobre redes sociales, por su «voluntad y capacidad de adaptación a los nuevos medios y modos de comunicación». No pudo ir a recogerlo porque su salud, de vez en cuando, le pega algún susto. «Los médicos me dicen que he vencido dos cánceres porque el cáncer no me aguanta», explica. Recibe a 20minutos.es en su casa y con una caja de bombones. Casi todos los días va gente a verle, periodistas, estudiantes y amigos. Sentado en su silla de ruedas, su ventana a ese mundo al que le ha dado tantas vueltas en 63 años de carrera es ahora Internet.

Meneses tiene un blog, cuenta en Twitter y en Facebook. Habla por Skype frecuentemente, está en contacto con muchos colegas de profesión mediante mensajería instantánea y vende sus fotosa través de Flickr. Pero viaja constantemente para dar conferencias a jóvenes estudiantes. Les dice que «un papel con cuatro chinchetas» como título no les garantiza nada, que se hagan freelance, que aprendan idiomas y que ni se les ocurra hipotecarse, porque será su condena. «La falta de movilidad que tiene España llama la atención a nivel internacional», señala.

Periodismo de altura, pocos ‘scoops’

Su padre quiso que se hiciera diplomático, pero él decidió seguir sus pasos. Renunció incluso a una beca en la Universidad de Stanford (California) para trabajar y montar la red de distribución de Selecciones del Reader’s Digest en España. Tuvieron «540.000 suscripciones». Después, se fue con un billete sin vuelta a Alejandría, aunque antes estuvo cantando en las calles de París, en el barrio latino. «Un periodista es un superviviente», afirma. Esta filosofía se la inculcó, desde que eran pequeños, a sus hijos; solo uno de ellos, Bárbara, escogió la senda del periodismo.

Meneses es crítico con su profesión. Se enfada cuando escucha pronunciar mal en televisión el nombre de Midan Tahrir, la plaza de la Liberación de El Cairo, y dice que en el «periodismo de altura» no se puede pretender sacar «doce scoops en doce meses». De su trayectoria cita cuatro: Sierra Maestra; «cuando encontré a cuatro chicos que murieron en el desierto de Nubia»; la guerra del Canal de Suez y Luther King.

Lo primero que hace todos los días, revela, es «pinchar» en «El Roto y Forges»¿Alguna espinita clavada? Quizá el Dalai Lama, que le mareó durante seis días en la frontera entre India y el Tibet para después no ayudarle a llegar hasta la tribu de los Khampas y hacer un reportaje. Ni siquiera habló con él directamente, tenía que hacerle las preguntas «a su secretario». Aquello «fue un fracaso», explica.

Mientras habla mira de reojo el ordenador portátil. Lo primero que hace todos los días, revela, es «pinchar» en «El Roto y Forges», porque con sus viñetas «te enteras perfectamente de lo que pasa»; después «paso a la homilía de Gabilondo», a Elrich y Peridis. ¿Cómo distinguir el ruido en Internet? «Es como si entrases en una sala de urgencias y estuvieses oyendo a la gente gritar y, de repente, oyes una voz autorizada de un profesional de la medicina. Enseguida lo captas».

En todo el flujo de información que hay en la Red se distinguen muy bien «las estupideces», dice, así como a aquellos «que están jugando a ser periodistas a base de copiar a los demás».«Yo dejé de copiar cuando estaba en clase», asegura. Eso sí, se muestra a favor del periodismo ciudadano y del intrusismo: «Rodríguez de la Fuente era dentista y ha sido uno de los mejores comunicadores que ha tenido este país». Sobre las redes sociales opina que hay demasiado «autobombo» y que los periodistas no terminan de usarlas con sentido común.

Su relación con Manuel Fraga

Durante la charla tiene un recuerdo para Manuel Fraga, fallecido en enero. «Yo me considero de centro izquierda, pero eso no impedía que me llamase para que hablásemos en el Senado de la transición cubana», revela.

Todos sus libros son la documentación que obtuvo para algunos de sus reportajesFraga le caía bien «porque él sí era listo», dice; cuando iba a La Habana «Fidel le instalaba en el pabellón de invitados ilustres». La primera vez que Meneses entró en su despacho, Fraga le dijo que se había leído sus memorias y le soltó: «¡Hay que ver lo que ha bebido y follado en su vida!». Le dejó totalmente descolocado. Cuando el fundador del PP murió, Meneses decidió escribir sobre él a pesar de que aquella noche él mismo había sufrido una aparatosa caída en su casa. El resultado fue un post tituladoGallego no muerde gallego.

El periodismo no le ha abandonado nunca. Meneses solo ha escrito con seudónimo cuando tuvo la revista Cosmópolis, pero «no por cuestiones de peligro», sino porque «tenía muy poca gente y poco dinero». La crisis de los medios se la sabe de memoria y defiende, por ejemplo, que alguien que viva en Singapur pague unos céntimos por leer «el mismo día» un diario al que nunca pudo tener acceso, como The New York Times. O cualquier otro. Nunca ha escrito una novela, todos sus libros son la documentación que obtuvo para algunos de sus reportajes.

La conversación, de más de tres horas, llega a su fin. ¿En qué cree Enrique Meneses? «En nada», asegura. Aunque sus hijos le dicen que es «lesbiano», dice con una sonrisa, porque sí que cree en las mujeres. «Tienen toda la razón, creo que no se puede hacer una revolución ni cambiar la sociedad sin las mujeres», explica. Mientras pronuncia estas palabras, se acuerda de la primavera árabe y rememora, de nuevo, tiempos pasados. Siempre hay algo más que contar.

FUENTE:  http://www.20minutos.es/noticia/1350184/0/entrevista/enrique-meneses/congreso-iredes/