«El mundo de la música no está preparado para recibir a más artistas»

Seguramente, pocas artistas tengan las cosas tan claras como Mónica Naranjo (43). Volcada en su labor con la Fundación Lucha Contra el Sida, presentó junto a Miguel Bosé (61) la VIII edición de la Gala Sida en Madrid, donde ofreció una lección de sensatez.

Charlamos con ella de su vida, sus preocupaciones en la educación de su hijo y de cómo está el panoramo musical en la actualidad.

Corazón Ha sido madrina de la Gala Sida. ¿Hasta dónde está involucrada con esta causa?

Mónica Naranjo Llevo muchos años involucrada, porque mi generación ha visto demasiado a causa de esta pandemia y, sobre todo como madre, sigo pendiente. Las cifras son espeluznantes. Hace diez años estábamos en 20 millones de infectados; hoy, ya son 37 millones.

C. ¿Para qué han servido las campañas de concienciación?

M.N. Lo hablé con el doctor Clotet y llegamos a la conclusión de que mientras que en los años 80 la gente moría rápidamente, hoy las nuevas generaciones se han relajado. Unos, porque creen que el sida es invisible y, otros, porque no lo ven como un riesgo. Al final, vuelve a haber falta de información en las aulas y eso es lo más terrible. Hace unos años estuve una noche haciendo la calle con las profesionales para un reportaje y volví a casa con una caja de preservativos. Se la di a mi hijo y su respuesta fue que estuviera tranquila, que no iba a dejar embarazada a nadie. Ahí me di cuenta de que teníamos una charla pendiente. Cuando le expliqué lo que hacia el virus del sida en el cuerpo humano, entendió que lo menos importante era un embarazo. O nos ponemos las pilas o vamos a tener una generación de jóvenes enfermos. Y ojo, el hecho de ser una enfermedad crónica no implica que no se manifieste en cualquier momento y se acabe todo. A todos nos puede pasar, pero los adolescentes son mas impulsivos con la sexualidad. Incluso, nosotros tenemos que tener esa décima de segundo de saber protegernos, por mucho que nos guste un momento de sexo loco. Esta semana en Madrid, que se habrá vivido de todo –hace referencia al World Pride–, los que no hayan tomado medidas, lo que tienen que hacerse es un análisis de sangre para ver si están infectados. Le decía a Cristina Cifuentes, una tía encantadora por cierto, que el problema no es solo de la administración, sino de todos. Hay que promover campañas sociales, pero los educadores y padres tenemos nuestra labor

C. Para muchos, el sida es algo de otra época.

M.N. Leyendo estos días artículos me he dado cuenta de lo poco que se sabe. Y siento miedo.

Nunca he cotilleado a mi hijo, los padres

no debemos ser espías»

C. Los jóvenes se informan del sexo por internet. ¿Eso ayuda?

M.N. Un teléfono es cultura e información, pero a un niño no se le puede dar un móvil o un ordenador sin filtros con diez años, porque no está preparado. La información tiene un tiempo. Los psicoterapeutas dicen que, cuando pregunten, hay que contestar, pero no sirve de nada meterles el rollo.

C. Dicen que los padres siempre llegan tarde cuando quieren hablar de sexo con sus hijos.

M.N. Y es así. El momento es cuando ellos preguntan. Con mi hijo Aitor hemos tenido una confianza brutal. Ha aprendido la sexualidad en casa, porque ha tenido toda la información que necesitaba. Pertenecemos a un círculo de personas abiertas, donde hablamos de todo, y a Aitor le he educado en la confianza plena. Hoy, a sus 25 años, seguimos abiertos a él para cualquier cosa.

C. ¿Usted es de las madres que ha cotilleado las cosas de su hijo?

M.N. Nunca lo he hecho. Y eso que mi hijo tenía sus redes sociales abiertas, pero respeto su intimidad. No creo que los padres debamos ser espías. Al final, estás acorralando a tu hijo.

C. Por raro que suene, me consta que es una mujer tremendamente hogareña, que le encanta su rutina.

M.N. Me gusta mucho mi vida y en eso siempre he sido muy clara. Hay artistas para los que su vida es el escenario, pero mi vida es mi casa. Ese es el mejor momento del día. Adoro a mi familia, a mis animales… Hay que saber encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida por una cuestión de salud mental y no marchitar las ilusiones. Para poder transmitir cantando, hay que sentir la conexión con la gente. Y cuando uno se encuentra muy cansado, hay que saber parar.

C. ¿Y luego no da pereza volver?

M.N. Al contrario. Cuando sales de la rutina de casa, te apetece la marcha otra vez.

C. ¿Qué proyectos tiene para la próxima temporada?

M.N. Este verano estaré ocupada con la fundación, pero en octubre vuelvo a televisión, un medio que me gusta y donde aprendo a diario.

C. ¿Será un formato musical?

M.N. Aun no puedo anunciarlo, porque no me dejan, pero será un programa de música donde tendré mucho que decir. Se anunciará en septiembre y solo te digo que no será en Antena 3.

C. ¿Qué artista destacaría de los formatos televisivos?

M.N. El mundo de la música, ahora, no está preparado para recibir a más artistas. Esto es como la caída del Imperio Romano: estamos en tierra de nadie. Los artistas estamos huérfanos, las discográficas están ahogando sus últimos días, la radio ídem… Sobrevivimos los que hacemos otras cosas, pero artistas nuevos hay muy pocos. Yo he sido siempre muy libre. Hace años decidí ir independiente y no de la mano de una multinacional, porque no me gusta que me digan cómo tengo que hacer las cosas.

C. ¿Conoce el fenómeno Taburete?

M.N. Ni idea. Pero si van por libre, como me dices, es porque las compañías tienen los días contados. Y de la SGAE, qué te voy a decir…

C. Usted sí vivió la época dorada. ¿Se imagina que su hijo le dice que quiere ser artista?

M.N. Por Dios, que no me dé ese disgusto. Aun habiendo vivido los mejores años de la música como es mi caso, te aseguro que esto es muy duro. Tienes que tener una rectitud tremenda para no desviarte. Por suerte, mi hijo trabaja en los videojuegos y estudia dos máster. Ha salido artista, pero de otra rama. Y su vida no será tan complicada como la mía. Se lo decía a Miguel Bosé, que nos habíamos convertido en un par de ‘desgraciados’ con estas profesiones tan complicadas.

C. ¿Harían algo juntos?

M.N. Los dos somos activos e inquietos en busca de algo más, pero estamos en momentos diferentes. Yo estoy en lo clásico, pero nos basta con la admiración y el respeto mutuo que nos tenemos.

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