El maestro Toribio se fue a las montañas a beber de los manantiales de la poesía

Por Tony Rodríguez

 Especial/Caribbean Digital

 

 

SAN JOSE DE LAS MATAS.-Hace 14 años huyó del bullicio de la ciudad, se encumbró en las montañas de Sajoma a cazar las musas, a componer canciones, a escribir poemas y a manchar lienzos con oleo.

Ricardo Toribio

Su guitarra, su mujer y sus hijos son su compañía.  Una casa cobijada de zinc a la vera del camino, un taller repleto de libros y de cuadros en proceso de ser obras pictóricas, casitas e islas flotantes, aventuras de color dando riendas sueltas a la libertad, la paz y la bondad de un artista.

Ricardo Toribio, vive en la comunidad de Inoa, a tres kilómetros del pueblo serrano, con suma dificultad logra halar la red que lo conecta con el mundo exterior.  Más de 2 mil internautas constituyen el público al que le comunica sus interioridades.

El tiempo va colmando el baúl de sus obras, cuadros, canciones, poesías.  Y el amor carnal le ha dado hijos y razones para vivir en la montaña, lejos de su natal Don Pedro, del municipio Santiago.

Recientemente concluyó la exposición de sus  obras en Casa de Arte de la Cooperativa San José, en la que muestra la madurez de su trabajo.

En una entrevista que le hiciera el crítico de arte Fernando Casanova, Toribio retrata magistralmente el secreto de su inventiva pictórica: “En verano, mi esposa con el calor de las noches, saca un colchoncito y lo tiende sobre la calzada, ahí se acuesta y al momento se duerme con el gran concierto de voces nocturnas de todas las criaturas que el silencio de la noche nos permite oír en la vecindad.
Con un cielo estrellado de fondo y una luna llena, saqué mi guitarra y ensayé una serenata a mi esposa mientras dormía; en un momento me imaginé mirándome desde afuera, y esto fue lo que vi. Mi esposa me dijo al despertar que cuando ella se duerme con música
siente que va en un barco como si todo estuviera flotando. Esta experiencia fue lo que me inspiró, esa pintura que se llama Serenata en luna llena”.

Según Toribio, “el arte de la enseñanza es la motivación”.  Sus hijos, cinco, todos son artistas, porque el maestro, su padre los ha motivado.