El apodo de los narcotraficantes mexicanos: una «huella digital» para consolidar su imagen

‘El Chapo’, ‘El Señor de los Cielos’, ‘El Ojos’, son algunos de los sobrenombres o apodos con los que los narcotraficantes más peligrosos de México se han dado a conocer y que utilizan como «huella digital» para mostrar sus señas de identidad, marcadas por la violencia y el oscuro código de conducta del mundo del hampa.

Pedro Isnardo de la Cruz, coordinador de investigación de la Escuela Nacional de Trabajo Social, de la Universidad Autónoma de México, y experto en temas de seguridad, declaró en entrevista con la agencia EFE que el apodo tiene «un contexto de origen» vinculado con el lugar de nacimiento, la familia, las vivencias callejeras y la relación con la banda, a la vez que viene determinado por el deseo de «consolidar una imagen».

Según el experto, «es como una huella digital que emana de experiencias y anécdotas» para dar cuenta de la «personalidad, actitud, vicios o temperamento de los capos».

Los apodos, parte sustancial de la cultura

Motes como los ya citados, o como ‘El Pozolero’, son parte hoy y ayer de la trágica historia del narcotráfico, y como tales se han inscrito en una parte sustancial de la cultura del país.

Para el poeta y activista mexicano Homero Aridjis, en cuya obra figuran novelas como ‘Sicario’ y ‘La Santa Muerte’, que abordan la violencia criminal, los alias forman parte de una cultura mexicana que se ha enquistado en el hampa.

«El apodo es un bautismo, un hábito de la cultura popular; no sólo los hampones lo tienen», comentó Aridjis a EFE.

El «quién es quién» del narcotráfico no sería lo que es sin esos sobrenombres que muchas veces definen a sus poseedores, ya sea en su físico, sus defectos, sus costumbres o hasta sus modales.

Los más famosos

Para muestra está ‘El Señor de los Cielos’ o Amado Carrillo Fuentes, quien se ganó este mote por su extensa flota aérea para el tráfico de cocaína cuando fue líder del Cártel del Juárez. Murió en 1997 durante una cirugía plástica con la que se proponía modificar su rostro, según un reporte de la cadena Univisión.

El apodo de ‘El Chapo’ se lo ganó Joaquín Guzmán Loera por su estatura de solo 1 metro y 64 centímetros. Este sujeto, quien fue jefe del Cártel de Sinaloa y se fugó de dos prisiones de máxima seguridad, fue recapturado el año pasado y extraditado a principios de 2017 a EE.UU.

Otro ejemplo es Felipe De Jesús Pérez Luna, muerto en un enfrentamiento con la Marina en julio pasado, en la Ciudad de México, y conocido como ‘El Ojos’ porque, como en un póster de película de misterio, sus globos oculares resaltaban siempre en las fotos que de él divulgaban las autoridades.

Hay sobrenombres tan obvios que sólo se explican con una burla. Es el caso de ‘Los Viagra’, como llamaron a los hermanos Sierra Santana en el estado de Michoacán, debido a que uno de ellos usaba al peinarse un gel que endurecía su cabello.

Otros «son muy descriptivos y caracterizan al personaje. Muchas veces en el nombre está definida su conducta antisocial, violenta en el mundo del hampa mexicano», concluyó Aridjis.

Fuente de noticia