Donald y Melania Trump bailaron "My Way" a su manera

Melania estaba imponente con un vestido recto color crudo con escote bardot y un adorno de organza en forma de cascada que salía del escote, cruzaba el pecho y terminaba perdiéndose en una abertura lateral, por debajo de la cadera. El diseño, adornado por un mínimo cinturón color borgoña, fue una colaboración entre la misma Melania y Hervé Pierre, ex director creativo de Carolina Herrera.

“Me siento afortunado porque, en mis 20 años en Estados Unidos, he vestido a la señora Bush cuando trabajaba para Oscar de la Renta, a las señoras Clinton y Obama cuando trabajaba para Carolina Herrera y ahora puedo vestir a Melania Trump con mi propio nombre», reconoció el afortunado diseñador. «Melania sabe lo que quiere, por eso nuestras conversaciones sobre el vestido fueron muy fáciles. Sabe de moda, entiende de estructuras, compartimos vocabulario si de lo que se trata es de crear un vestido».

No había ni felicidad ni química ni ilusión en el escenario.

Durante el baile, el matrimonio Trump se mostró algo más sonriente que durante los actos de la mañana, aunque los gestos de ambos resultaban un poco forzados y enseguida volvían a su estado adusto natural. No había ni felicidad ni química ni ilusión en el escenario.

¿Sería el cansancio? Lo cierto es que la pareja relajó algo el rígido lenguaje corporal que tanto ha llamado la atención durante toda la jornada. Probablemente los asesores de los Trump ya saben de escrutinio intenso al que han sido sometidos cada uno de sus gestos y de los comentarios que han suscitado los vídeos en los que Melania se resiste a ser cogida de la mano o la pareja ni se toca al besarse. No se puede decir que bailaran como juncos: más bien pareció que la canción se les hacía interminable.

La entrada, después de la del vicepresidente Pence y su esposa, de los hijos de Donald Trump produjo el verdadero momentazo de la noche: Ivanka Trump estaba sencillamente espectacular con un vestido de princesa color champán cuajado de pedrería, de Carolina Herrera.

La juventud y la belleza de la pareja que formaba con su marido, Jared Kushner, eclipsó totalmente el resto de los personajes en escena. Este era el primero de los tres bailes que Presidente y Primera Dama visitarían a lo largo de la noche. Una noche corta para los Trump. En su primera toma de posesión, los Clinton recorrieron 14. Los Obama, 10.

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