Diario inglés describe desorden en calles y avenidas dominicanas

Caribbean Digital

SANTO DOMINGO.- El desprecio por la seguridad personal y  las leyes de tránsito en República Dominicana convierten las calles y avenidas de este país en vías que pueden conducir a la muerte más fácilmente que la delincuencia y la criminalidad.

El tránsito es un desastre en Santiago. Archivo
El tránsito es un desastre en Santiago. Archivo

Así describe el diario The Guardian, de Londres, el transporte terrestre en este país caribeño en un reportaje en el que explica que el caos que impera en las calles es el diario vivir de esta nación, declarada por la Organización Mundial de la Salud como el país más peligroso del mundo para los conductores.

Entre las actuaciones cuestionadas de los conductores, cita que es común ver a los carros de conchos con las luces traseras rotas, que se detienen de manera indiscriminadas para recoger y dejar pasajeros, algunos conductores compran bebidas alcohólicas y las llevan y consumen dentro del vehículo y los motoristas usan el casco protector en cualquier lugar, menos en la cabeza para protegérsela de un golpe.

El artículo señala que un proyecto de ley para reformar las instituciones de tránsito será votado la próxima semana en la Cámara Baja del Congreso Nacional, para poner en marcha un programa de educación vial en las escuelas, pero sus promotores temen que la pieza sea dejada de lado debido a la resistencia de los poderosos sindicatos del transporte que controlan las rutas de guaguas de transporte público.

«Esta es una crisis en la que la gente está muriendo en las calles todos los días,» dice Pablo Arredando, uno de los fundadores de FundaReD, una organización sin fines de lucro dominicana dedicada a mejorar la seguridad vial, que ayudó a redactar el proyecto de ley

«Nos falta la voluntad política y la sociedad, para cambiar la situación.», se queja.

El reportaje de The Guardian, cita, además, que en el 2010, más de 4.100 conductores dominicanos y peatones murieron en accidentes. En el Reino Unido, que tiene seis veces la población de la República Dominicana, fallecieron cerca de 2,300 en ese año.