Cómo esta empresa creó un negocio a partir de dos ‘influencers’ inventadas

Convertirse en ‘instagrammer’ requiere mucho trabajo: porque sí, llevar un estilo de vida tan ‘cool’ es divertido, pero además de eso hay que mantener y cuidar a tus seguidores a cualquier hora y en cualquier momento, independientemente de si estás en la oficina o de vacaciones. Es por ello que algunos de estos ‘influencers’ han denunciado las trampas que un pequeño grupo de ellos hace, como comprar seguidores para parecer más deseable de cara a las marcas que les pagan

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La agencia de ‘marketing’ Mediakix estaba interesada en este fenómeno, y por ello decidieron crear cuentas falsas de Instagram para convertirlas en todo un éxito. Empezando de cero, asignaron 300 dólares (unos 250 euros) para la creación de dos cuentas en la red social, una de moda y otra de fotografía de viajes. ¿El objetivo? Generar una gran audiencia mediante la compra de seguidores, ‘likes’ y comentarios. Y sí: el éxito que tuvieron fue increíble.

Un plan de tres pasos

Lo primero que necesitaban era contenidos. Por ello, contrataron una modelo para la cuenta dedicada a moda (@calibeachgirl310) e hicieron una sesión de fotos con varios ‘looks’ en un día. Tras los tres meses de experimento, esta cuenta tenía 73 posts, todos ellos fotografiados el mismo día.

 

Para la segunda cuenta falsa, se usó el usuario @wanderingggirl y se tomó un camino aún más fácil: todas las fotos de su cuenta se comprarían en un servicio de fotos de ‘stock’. Las imágenes mostraban en su gran mayoría unos increíbles paisajes de todos los rincones del mundo.

Just hanging out ☺️

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Con el contenido listo, había llegado el momento de subir el número de seguidores. «Comprábamos 1000 seguidores al día, porque temíamos que, si comprábamos más, Instagram nos cerrara la cuenta». El coste de esos ‘followers varía entre los 2 y los 7 euros, «dependiendo de la fiabilidad del sitio», afirman.

En total, la agencia acumuló 80.000 seguidores ficticios entre las dos cuentas. Para que todo fuera más real, compraron además ‘likes’ y comentarios. De lo contrario, habría resultado raro que una cuenta tuviera 50.000 seguidores y nadie escribiera nada…

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Los resultados

La tercera fase del plan consistía en convencer a las marcas de que invirtieran en sus falsas ‘influencers’. Mediakix utilizó una plataforma de ‘marketing’ online en la que registraron ambas cuentas para poder optar a contratos publicitarios. Y, ¿adivinas qué? Las dos cuentas ficticias consiguieron que las marcas se interesaran por ellas. 

La cuenta dedicada a la moda logró un acuerdo con una marca de bañadores y con una empresa de alimentación. La de viajes, con la misma empresa de alimentación y además con una marca de bebidas.

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El experimento fue un éxito, lo que probablemente resulte frustrante para los ‘instagrammers’ que se esfuerzan día a día por crear sus propios contenidos. Además, si el negocio de la compra de seguidores crece, la credibilidad de los ‘influencers’ quedará en entredicho.

Pero, además, hay una lección aún más importante que aprender de todo esto: no creas todo lo que ves, porque nada es lo que parece.

De: Cosmopolitan UK

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