Código de ética deportiva

De la columna Deportividad…

Rafael Baldayac

Redacción/Caribbean Digital

SANTIAGO, República Dominicana./ Es tiempo de comenzar a ver el deporte con un concepto de globalización mucho más amplio. Como una actividad sociocultural que permite el sano desarrollo del individuo en el seno de la sociedad, lamentablemente  corrompida, en muchos de los estratos sociales.
El deporte es el medio más idóneo para fomenta la convivencia entre los pueblos, el intercambio entre las naciones y ampliar el conocimiento, estrechar los lazos de amistad y contribuir a mejorar la relación entre las personas sin distinción de raza, creencia religiosa y status socioeconómico.

De manera que la actividad deportiva es un factor de integración social, fuente de disfrute, salud y bienestar. Estos valores permite al hombre la participación en la sociedad desde unas normas distintas a las convencionales.

La preservación de estos valores hace necesario que el deporte recupere algunos de sus elementos tradicionales y que, por tanto, el respeto a las reglas del juego ( fair play), la lealtad, la ética y la deportividad sean elementos que definan el comportamiento de los deportistas, atletas y dirigentes.

Con el propósito de fomentar e impulsar estos valores en los países de de Europa ya  se ha elaborado un Código de Ética Deportivo, a fin de que se establezcan nuevas pautas de conducta y comportamiento de los estamentos participantes en el mundo del deporte, ya sean atletas, técnicos, dirigentes , así como clubes, asociaciones, uniones o federaciones deportivas. El Código, visto como un conjunto de leyes o reglas sobre la materia, parte de la consideración de que el comportamiento ético es esencial tanto en la actividad como en la gestión deportiva. Dicho comportamiento permite encauzar la rivalidad y la controversia deportiva desde unas pautas diferentes y socialmente aceptables que puedan servir de modelo en otros ámbitos de la convivencia humana.

Este código quiere ser un sólido marco ético para luchar contra algunas presiones e influencias de la sociedad moderna, que implican una amenaza para los principios tradicionales del deporte, inspirados en la nobleza y la deportividad.

Las instituciones deportivas de la Republica Dominicana conocen poco, por no decir nada, sobre el Código de Ética Deportiva, que repito, pretende esencialmente promocionar la deportividad entre los niños y jóvenes atletas, ya que ellos serán los deportistas de élite del mañana.

Pero además el Código se dirige también a los dirigentes deportivos y a las instituciones deportivas que ejercen una influencia directa e indirecta en el compromiso y la participación en el deporte, de los ciudadanos en general y de los jóvenes en particular, y a quienes compete la responsabilidad de promocionar y garantizar el respeto al buen orden y la deportividad.

Esta columna será un medio para promover este código, motiva la  deportividad como norma fundamental de respeto a las reglas del juego, dentro y fuera del terreno, y que condena la corrupción en la dirigencia deportiva.

Pero también incluye conceptos tan nobles como amistad, respeto al adversario y espíritu deportivo. Deportividad es, además de un comportamiento, un modo de pensar y una actitud vital favorable a la lucha contra la trampa y el engaño.

La deportividad es una concepción del deporte que trasciende del puro cumplimiento de las reglas deportivas para situarse en un entorno de respeto, caballerosidad y consideración del adversario, mostrándose en favor de una serie de comportamientos que tengan el sello propio de quienes aceptan el compromiso de ser deportistas. Por este motivo el compromiso que se adquiere con la aceptación del Código de Ética Deportiva  impone una actuación decidida contra la trampa, la manipulación, el dopaje, la corrupción administrativa en las entidades y en fin la adulteración de cualquier índole, de los resultados, y las actuaciones deportivas.

Reiterar, finalmente, que este compromiso alcanza especialmente a la lucha contra el dopaje, la violencia física y verbal, la segregación por razones de raza, origen o pensamiento y la corrupción que pueda ser debida a los fuertes intereses comerciales, el mercantilismo y la politiquería que contamina actualmente el mundo del deporte, de la que nuestro país no esta libre o exento, por el contrario se ha arraigado cada día más.

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