Cinco veces el LG G6: experiencia tras un mes de uso

Me tocó hacer las primeras impresiones del LG G6 allá por el final de Febrero y ya parece un mundo. En la vorágine de un MWC con muchos titulares pero sin un gran vencedor claro el dispositivo me pareció una pequeña virguería ingenieril por mucho que perder la vía de innovación del G5 me apenara.

Dos meses después por fin he podido reencontrarme con el dispositivo, con tiempo de sobra para usarlo y rumiar mis conclusiones sobre él. Cuando ya está dicho casi todo sobre el G6 voy a intentar compartir mi experiencia con uno de los, ya lo adelanto, teléfonos del año.

Nuestra experiencia, en vídeo

El LG G6 en mano

Las mayoría de las veces cuando un analista entra a valorar «la experiencia en mano» de un teléfono suele pasar de puntillas, conjuga un par de frases e intenta no detenerse como si no hubiera más que decir. Con el LG G6 sucede – opino – todo lo contrario, toca detenerse con detalle en el punto que hace a este teléfono diferente.

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Ya nos hemos explayado con detalle en el diseño, en la nueva relación de aspecto y en el excelente nivel de ingeniería de LG para conseguir un tamaño de pantalla con el escaso marco del G6. Aún así, retaría a cualquiera a ir a un lineal de tienda, en el que estén dispuestos los móviles ahora en el mercado con alguien que nos los conoce en demasía y espere a que esa persona distinga el G6. Creo que no lo hará, o si lo hace no lo valorará en su justa medida, hasta que lo tenga en mano.

Para los que somos de teléfono grande – aquí un servidor ha sido históricamente de la gama Note, luego pasé por el Nexus 6p y ahora ando con un Huawei Mate 9 – el G6 consigue provocar una sensación rara: se siente ligero y, para nuestro perfil acostumbrado a los phablets, pequeño… al mismo tiempo que se consigue la pantalla de gran tamaño que tanto nos gusta: mucha información a la vez en pantalla, para el texto o para el vídeo, para las redes o para videojuegos.

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El punto del G6 está en esta variable que por momentos es un intangible: cuando sumas la relación de aspecto, con el tamaño, el diseño, la ausencia de marcos y la buena elección del cristal pintado para la trasera se queda un terminal que consigue ser diferente, que tiene un punto especial que uno no recordaba en LG desde el mítico G2.

No compro el argumento de los coreanos de que «prácticamente se puede manejar con una mano» porque no acaba de ser así. Para un hombre de mi complexión – 1.76, manos de tamaño medio proporcionales a esta estatura – he conseguido hacer bastante más cosas que con mis teléfonos habituales, pero no cubro la diagonal del terminal.

El LG G6 se siente ligero y pequeño, a pesar de su tamaño, pero no se puede manejar con una mano, como presumen en LG

Respecto a la parte de atrás, me reafirmo: un acierto evitar una solución de cristal más brillante que atrae más huellas con la elección de haberlo pintado. Por estética sobre todo, pero también por un buen compromiso respecto a lo resbaladizo que resulta.

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El sensor de huella atrás funciona fantástico, aunque no acaba de ser mi lugar preferido por varias razones: mi tendencia a tocar el cristal de la cámara y porque uso bastante el móvil encima de la mesa para consultar, echar un ojo, cambiar la música… como una segunda pantalla. Es en esos momentos en los que uno echa en falta el botón en la frontal o, al menos, en el lateral.

Hola 18:9, ¿hola franjas negras?

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Los pioneros suelen pagar un alto precio. Esto LG lo tiene grabado a fuego tras su experiencia con los módulos del G5: como marca parece condenada a ser un gran ejecutor de tendencias, pero no a establecerlas. En la ausencia de marcos y la nueva relación de aspecto ha sido el primero, pero a sabiendas que es lo que venía: por Sharp y Xiaomi, pero también porque ahora se está en condiciones de hacer teléfonos con estos diseños sin sacrificar el resto.

La relación de aspecto no es que se haga rara, sino que con el teléfono en mano dan ganas de que todo tenga ese nuevo ratio. El problema para LG es que el mundo no estaba preparado: si bien su personalización de Android aprovecha perfecta la nueva pantalla, así como varias de las aplicaciones (la cámara de una forma especial), el resto del ecosistema está preparado para un 16:9… por lo que toca tomar decisiones.

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LG deja en nuestras manos decidir qué hacer: si forzamos a aprovechar toda la pantalla el sistema escalará lo que tengamos delante. De hecho, y si deslizamos el dedo de debajo de la pantalla hacia arriba, para cada aplicación se nos presentará la opción (en ajustes podemos decidir la política por defecto eso sí). Si queremos la experiencia que pensó el diseñador de la aplicación (16:9) tendremos franjas negras; si forzamos 18:9 podemos perder algo de información en los laterales.

Mi experiencia es que depende de la aplicación y de la experiencia. Tengo aplicaciones que me han ido fenomenal adaptadas al 18:9 (por ejemplo dos de las que más uso, Pocket y Pocket Cast) y otras en las que el escalado impacta en la experiencia, como en Clash Royale en que se pierde terreno al que apuntar durante el combate.

La relación de aspecto 18:9 nos obliga a tomar decisiones: algunas apps se verán genial adaptadas, otras no

Google ya ha pedido a desarrolladores que adapten sus apps, lo que no debería ser muy costoso. Partiendo de que el mercado es muy probable que se vaya a ratios como el del G6 en la gama alta, uno entiende que pronto veremos muchas adaptaciones. Mientras tanto, cuando uno abre Netflix y ve una serie grabada en 18:9 la sensación de que la experiencia es soberbia, que de los terminales que he probado ninguno ha aprovechado tan bien el tamaño de un smartphone para el audiovisual… pero como usuario no quiero estar comprobando para cada aplicación cuál es el mejor ratio. Acaba uno quedándose con la experiencia a medias: excepto las 3 o 4 que más utilizo, las demás las dejo en 16:9 a la espera de que sus desarrolladores actualicen.

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Cuando llega la noche y cada miliamperio cuenta

Con un gama alta uno ya da por sentado que será fluido, que será ligero, que la pantalla será vibrante. Con la autonomía todavía es pronto para confiarse y si uno une que el G6 trae una pantalla espectacular IPS con resolución QHD+ que de entrada pinta tragona… con una batería de 3200 mAh, uno tenía razones para mantenerse escéptico.

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Partiendo de que entraba con reservas, el G6 ha salido mejor de lo que esperaba del asunto autonomía. Sobre esa métrica tan matizable que es el «me hace el día entero» sólo puedo apuntar los datos de los benchmarks (por ejemplo, éste de Phonearena) y mi experiencia. Soy un usuario intensivo, y el G6 me ha hecho el día entero las mayoría de las veces. Sólo ha necesitado repostar en aquellos días en que he tirado bastante de cámara o de vídeos. Este punto es en el que más claro tengo que un phablet todavía es una propuesta superior: caballo grande con sus 4000 mAh.

La batería ha aguantado el día entero con un uso intensivo la mayoría de las veces, pero los phablets siguen siendo mejores en este punto

Creo que es el mayor compromiso a la hora de comprar el G6, asumir que ese pantallón en el espacio que queda después de reducir tanto los marcos deja el espacio que deja para una batería (es más, sin renunciar al jack de auriculares, bien por LG) que no está mal pero que no es la de un phablet de 2016 o 2017.

Aquí uno ha acabado comprando una batería externa con USB tipo C por los viajes «por si acaso» y celebrando, eso sí, la carga rápida. No es mejor en el G6 que en los últimos que he probado, pero ya es lo bastante buena: a falta de no echar de menos para nada más potencia, es el punto en el que creo que el Snapdragon 835 le hubiese dado un punto más al móvil frente a salir con el 821.

La doble cámara y un angular que hay que probar

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Creo que el LG G6 no va a salir como «mejor cámara del mercado» cuando hagamos la comparativa, pero también que tiene un punto especial y diferente que ninguna otra en un smartphone. Ese punto lo da la posibilidad del angular.

Cuando uno cambia el modo – gran acierto de LG el tenerlo siempre presente en la cámara y hacerlo posible con un click – y de repente se abre de forma brutal el campo de visión piensa «ey, está bastante chulo… aunque no sé si lo voy a usar mucho». Cuando uno se fuerza a usarlo empieza a entender el valor de lo que tiene entre manos.

El punto clave de la fotografía con el LG G6 es que te permite contar otras cosas con las fotografías: ya no es la foto de un chaval corriendo riéndose, abres en ángulo y se ve a los amigos corriendo detrás de él enfadados y de repente es otra historia; ya no es la foto de alguien con un paisaje de fondo, es alguien con un espacio mucho más abierto y que puedes tener bien encuadrado aplicando la regla de dos tercios. Podría poner más ejemplos de mis fotos personales, pero tampoco es un análisis tras un mes de uso el momento de poner uno cursi.

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Sobre la cámara tengo tres detalle más que compartir tras el mes de uso, uno positivo y otros dos no tanto: el primero es que el interfaz aprovecha muy bien para articular algunas funcionalidades bastante majas (si usas Instagram o haces collages lo vas a pasar bien); el segundo es que ahora que está tan en boga el bokeh con las dos lentes del teléfono, LG te exige pasar al modo de cámara avanzado para lograrlo frente a un Huawei o Apple que te lo ponen mucho más fácil con el modo retrato; el tercero y último, frente a lo mejor que he probado el año pasado en fotografía (para mí s7, Pixel y iPhone 7 Plus) en situaciones de baja luz está un poco (no mucho) más abajo en lo que es capaz de conseguir.

La pregunta a responder tras un mes de uso

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Como os contaba en la introducción, me tocó hacer las primeras impresiones del LG G6 y tras gustarme mucho pasó rápido de manos a mis compañeros Kote y Pedro Santamaría. En esto no me puedo quejar: cuando llega un producto potente el que vaya a ese equipo o los Javieres (Penalva y Pastor son el equivalente a los Manolos en el mundo de las reviews) me deja tranquilo, el análisis va a salir mucho mejor de lo que yo hubiera conseguido.

Me quedó hacer el mes de uso y he hecho algo de trampa, para quedarme el teléfono «un poquito más» he alargado su estancia conmigo unas semanas. Creo que eso ya es señal de lo que uno ha concluido con la experiencia del teléfono luego de un tiempo largo con él. El G6 es un gran dispositivo, tanto en lo tangible y medible como en ese punto de tener un algo especial y diferente. Creo que es difícil que alguien que lo compre se sienta decepcionado en el medio plazo: sus puntos débiles son pocos y asumibles, sus puntos fuertes son bastantes.

Los puntos débiles del LG G6 son pocos y asumibles; sus puntos fuertes son bastantes

En todo caso me queda la duda de si este año LG ha acertado con el camino. Empeñarse en ser los más innovadores de la ciudad y crear ellos una nueva categoría se antojaba complicado, su nuevo rol en el que se apalancan en la tradición e intentan tener un punto innovador en cada aspecto pero sin llegar a ser disruptores encaja más con su historia y su cultura. Por si acaso, ya he comentado en el chat de Xataka que no me importaría lo de catar el G7 el año que viene.

En Xataka | LG G6, análisis: protagonismo absoluto para la pantalla y la doble cámara en la vuelta a la esencia

El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de LG. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.

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