Chiqui Mejía, un genio en la preparación de lanzadores

BONAO. Juan Marichal firmó en 1989 para los Atléticos a un lanzador de nombre Fausto Mejía, pero una rotura en el hombro limitó a cuatro años esa carrera, por lo que hubo que resetear los planes; graduarse en administración de empresas, trabajar dos años en una constructora, hasta que con él se topó en 1998 otro release de Oakland, Joel Peralta, y la vida les cambió a ambos.

Hoy Mejía, a quien todos llaman Chiqui, es una referencia como preparador de lanzadores, a sus instalaciones en el centro de Bonao se desplazan a diario desde diferentes puntos del país brazos cotizados de las Grandes Ligas y otros que quieren dar el salto. Una demanda tal en una provincia con alta pluviometría que le ha llevado a hacer una inversión en bajo techo superior a los RD$15 millones para no interrumpir el trabajo.

Dellín Bentances deja el frío de su Nueva York natal para recorrer a diario en su todoterreno 75 kilómetros desde Santiago hasta aquí, Héctor Neris, Wily Peralta y Luis García manejan sobre los 90 kilómetros desde la capital y Jimmy Cordero hace el viaje desde San Cristóbal para entrenarse con este gurú, que asegura haber rechazado ofertas del Big Show por sus servicios.

Todo comenzó en 1998. Peralta, quien había firmado como antesalista, había sido despedido y Mejía, que en su tiempo libre dirigía un equipo en el béisbol doble A de aquí, necesitaba un lanzador para terminar tres entradas de un juego, le sugirió al Guapo de Bonao que subiera la lomita e hizo el trabajo y comenzó a madurar la idea de prepararlo como pitcher. Abandonó su trabajo en la constructora y el éxito con Peralta (que tiró 648 entradas entre 2005-2016 en el Big Show) lo movió a crear un programa del que han firmado decenas de jugadores.

“Trabajar aquí me ayuda bastante. Tengo varios años aquí (5) y me ha dado resultados. En 2013 lo conoció a través de Joseph Haché. Cada año vengo aunque sea 3 semanas, es un muy buen instructor”, dijo Betances, preparador de mesa de los Yanquis.

La relación entre Mejía y el gigante de los Mulos comenzó en 2013, cuando el entrenador asistió al Yankee Stadium a ver el último partido de Mariano Rivera, y le comunicó a una persona que si ponían en sus manos ese lanzador lo podía ayudar. Se reunieron en un restaurante, acordaron y desde entonces son fijos.

“Es super importante para mí, estoy desde noviembre aquí, mientras más temprano mejor. El trabajo que hice en la offseason (fuera de la campaña) la temporada pasada y la confianza fueron los factores más importantes”, dijo García, un relevista de los Filis que trabajó 71.1 entradas con efectividad de 2.65 y dos victorias sobre jugador reemplazo (WAR).

Wily Peralta quiere recuperar el terreno perdido en 2017, tiene un nuevo equipo en los Reales que le han prometido pelear un puesto en la rotación, y entiende que el mejor lugar para prepararse es aquí.

“Todos los años entreno aquí, desde que firmé con 16 años, creo que la enseñanza de Chiqui y la química de los muchachos que entrenamos aquí es positivo, creo que Chiqui es uno de los mejores. Resido en Santo Domingo y vengo a diario aquí”, dijo Peralta, quien tiró con los Cerveceros hasta 2017.

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