Un biólogo dominicano y consultor internacional en temas del ambiente describió las ventajas y probables peligros que implica la producción y consumo de los alimentos transgénicos.
El licenciado Sixto Incháustegui, quien fuera profesor de biología en la Universidad Autónoma de Santo Domingo durante generaciones y que actualmente preside el Grupo Ambiental Jaragua, sostuvo que los transgénicos son producidos a partir de un organismo modificado genéticamente, añadiéndole genes a otro para producir las características deseadas.
Al desarrollar su conferencia en el Centro Cultural Banrervas sostuvo que actualmente los alimentos más manipulados genéticamente son el maíz, cebada. algodón y soya en una proporción del 82 % de todos los procesados.
Incháustegui sostiene las principales ventajas de la producción y consumo de los transgénicos incluyen: la disponibilidad de consumir alimentos con más vitaminas, minerales y proteínas, y menores contenidos en grasas: cultivos más resistentes a los ataques de virus, hongos o insectos sin la necesidad de emplear productos químicos, lo que supone un ahorro económico y menor daño al medio ambiente y mayor resistencia a los herbicidas, al mantener los rendimientos, reduciendo el número y la cantidad de productos empleados y usando aquellos con características ambientales más deseables.
Otras ventajas de los transgénicos un mayor tiempo en la conservación de frutas y verduras, aumento de la producción, disminución de los costos de la agricultura y cultivos tolerantes a la sequía.
Los peligros
El experto conservacionista indicó que el principal es que no ha transcurrido el tiempo necesario para saber si tienen o no efectos dañinos por el consumo.
Sixto Incháustegui dijo que con los transgénicos pueden provocar el rechazo frente al gen extraño; que los genes no desarrollen el carácter de la forma esperada; que sean ofrecidos al público sin etiquetar especificando el procedimiento biológico para obtenerlos.
Regulación
El experto dijo que acuerdos internacionales y legislaciones de los países demandan que los fabricantes etiqueten indicando que son transgénicos, lo cual es rechazado por los productores porque entienden que podrían en su contra a los consumidores.