Aumenta a 274 el número de muertos en la tragedia minera en Turquía

Caribbean Digital

SOMA, Turquía, (AP). — En una procesión incesante que desató lamentos de dolor y muestras de ira, rescatistas cubiertos de hollín salían pesadamente de una mina en el oeste de Turquía cargando cadáveres cubiertos con frazadas.

Paramédicos colocan a un minero rescatado en una ambulancia tras una explosión e incendio en una mina de carbón que mataron al menos a 151 mineros de jaron centenares de trabajadores atrapados bajo tierra, el martes, 13 de mayo del 2014, en Soma, Turquía. (Foto AP/Depo Photos)
Paramédicos colocan a un minero rescatado en una ambulancia tras una explosión e incendio en una mina de carbón que mataron al menos a 151 mineros de jaron centenares de trabajadores atrapados bajo tierra, el martes, 13 de mayo del 2014, en Soma, Turquía. (Foto AP/Depo Photos)

Los rostros de los cuerpos estaban tan ennegrecidos como el carbón con el que trabajan a diario. Había 274 y el destino de hasta otros 150 trabajadores seguía sin conocerse en el desastre minero más letal de la historia de Turquía.

Mientras los rescatistas enfrentaban una mezcla tóxica de monóxido y dióxido de carbono en los túneles profundos, la ira y la desesperación se apoderaron del poblado de Soma, donde las autoridades turcas dijeron que al menos 274 mineros murieron en la explosión e incendio del martes en la mina de carbón.

El primer ministro Recep Tayyip Erdogan fue interrumpido con preguntas molestas mientras intentaba mostrar preocupación y surgieron protestas antigubernamentales en Soma, Estambul y Ankara, la capital.

Erdogan tuvo que refugiarse en un supermercado, rodeado por la policía para después irse en un vehículo negro tras apaciguarse la protesta en Soma.

También hizo poco en favor de su reputación al hacer notar que los accidentes laborales son “cosas comunes y corrientes” que ocurren en muchos países.

La muestra de enojo podría tener repercusiones significativas para Erdogan, que se espera se postule a la presidencia en los comicios de agosto, aunque aún no ha anunciado su candidatura. Había mucha tensión mientras cientos de parientes y mineros se agolpaban el miércoles frente a la entrada de la mina a la espera de noticias en medio de una fuerte presencia policial.

Hileras de mujeres se lamentaban incontrolablemente y los hombres se arrodillaban sollozando o sólo permanecían con la mirada perdida, sumidos en la incredulidad, a medida que los rescatistas sacaban un cadáver tras otro.

El ministro de Energía Taner Yildiz dijo que 787 personas estaban dentro de la mina de carbón en el momento de la explosión del martes: 274 habían muerto, 363 han sido rescatadas y muchas de están heridas.

La cifra de fallecimientos superó la de una explosión de gas en 1992 en la que murieron 263 trabajadores cerca del puerto de Zonguldak, en la costa turca del Mar Negro.

Erdogan dijo el miércoles por la mañana que aún hay 120 mineros desaparecidos, aunque también se maneja la cifra de 150. Hasta el momento no había forma de determinar la razón de la discrepancia.

Los rescatistas aún intentaban desalojar el dióxido de carbono y el monóxido de carbono, así como bombear aire fresco a la mina, de acuerdo con el propietario de ésta, Soma Komur Isletmeleri A.S. Giza Nergiz, una profesora de inglés de 28 años, dijo que algunos trabajadores que murieron se habían quejado de las medidas de seguridad.

“Hoy enterramos a tres de nuestros amigos de secundaria”, afirmó, acompañada por su esposo Onur Nergiz, un administrador minero de 30 años. “Mucha gente se quejaba sobre la seguridad, pero nadie (en la administración) hacía nada acerca de ella”.

Erdogan había declarado tres días de duelo nacional y postergó un viaje a Albania con el fin de visitar la mina en Soma, a unos 250 kilómetros (155 millas) al sur de Estambul. Había advertido que algunos grupos radicales tratarían de usar el desastre para desacreditar a su gobierno.

“Nuestra esperanza es que, Dios mediante, serán sacados”, dijo el mandatario con relación a los que siguen atrapados. “Eso es lo que esperamos”.

Sin embargo, sus esfuerzos por aparecer como un estadista —al conversar sobre las operaciones de rescate con las autoridades, caminar cerca de la entrada de la mina, intentar consolar a dos mujeres que lloraban— no le salieron bien. Y algunos de sus comentarios parecieron totalmente insensibles.

“Estas son cosas comunes y corrientes. Hay una cosa en la literatura llamada `accidente de trabajo’… también ocurre en otros lugares de trabajo”, declaró Erdogan a periodistas mientras intentaba evadir una pregunta sobre quién es el responsable del desastre.

“Ocurrió aquí. Está en su naturaleza. No es posible que no haya accidentes en las minas. Desde luego que estamos profundamente doloridos por la amplitud de lo que pasó aquí”.

En el centro de Soma, manifestantes —en su mayoría adolescentes o de poco más de 20 años— se enfrentaron con la policía antimotines frente a la sede del gobernante Partido NKP.

Los inconformes arrojaron piedras a algunas ventanas de la oficina del partido, al tiempo que gritaban que Erdogan era un “íasesino!” y un “íladrón!” “Nuestro primer ministro es un dictador”, dijo el manifestante Melih Atik, de 16 años. “Ni el gobierno ni la compañía tomaron precauciones en la mina y todo el mundo sabe que por eso ocurrió esto”.