A los 79 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi

Por: Ramón Antonio Veras
 
1.- Con el transcurrir de los años procuro estar razonando en el presente, en lo nuevo,  novedoso y naciente.  Me olvido del pasado,  de lo viejo y lo antiguo que a veces solo sirve para desorientarnos y colocarnos en el plano mal encaminado, desconcertado y en lo  escabroso.
2.- En el caso de mi hijo Jordi, víctima de una operación criminal en la  modalidad de sicariato, ejecutada el 2 de junio de 2010, como padre,  cada año nuevo en el calendario Gregoriano se convierte para mí en un asunto fresco, actual porque lo mantengo en la conciencia como algo flamante que me toca a cada momento las fibras más sensibles de mi corazón.
3.- El tiempo  transcurrido desde el día que los sicarios pagados por Adriano Román, ejecutaron su compromiso de matar a Jordi el 2 de junio de 2010, no me ha pasado  así por así. Lo he mantenido siempre presente sin detenerse en el pensamiento para que,  con el paso de los años,  no prescriba en mi  conciencia y me sirva de aliciente para que,  como alimento de padre, impulsarme a no  ceder sin importar las circunstancias.
4.- La constancia, el deseo de seguir adelante, sacar hasta de donde no hay, motiva  mi tenacidad  para  que la  justicia predomine,  se conserve viva y no se pierda en el olvido. Preservar, sacar  hasta debajo de la tierra,  me lleva a  no abandonar,  flaquear, no renunciar a que el expediente de Jordi se maneje con la correcta transparencia.
5.- La espera, en el caso de mi hijo, se ha convertido para mí en un punto de suma importancia, porque con ella he tenido que manejarme en las distintas etapas de la investigación judicial y policial, así como  en el curso del proceso ante la jurisdicción de juicio. Aguardar  sin desesperarme y estando a la expectativa del resultado en cada ocasión.
6.-  Dar tiempo al tiempo, armarme de paciencia, aliarme con la calma para esperar. Atender a que la esperanza me sirva de tranquilidad espiritual, y así no caer en la  desesperación, la desesperanza y el desánimo. Sé que debo mantenerme rebosado de aliento, incentivado para no desvanecerme en ningún momento.
7.- En estos momentos tengo la atención puesta en la decisión que ha de tomar nuestro más alto tribunal con relación al recurso de casación interpuesto por la generalidad de los que quisieron matar a  Jordi. La resolución, la sentencia que se emita tiene para mi relación con el tiempo, en lo que he  esperado desde que ocurrió el hecho. De entonces a acá he vivido  momentos aciagos.
8.- Las diferentes instancias recorridas por el expediente  relacionado con el asunto de mi hijo, no  han limitado mi deseo de reclamar justicia. Por el contrario, en la medida que transcurren  los meses y los años se fortalece mi voluntad, se robustece la convicción  que tengo de que serán sancionados como merecen y establecen nuestras leyes penales, todos los responsables de la tentativa de asesinato contra Jordi.
9.- En diferentes oportunidades he dicho,  y lo reitero, que en ningún momento he puesto en duda la responsabilidad, honestidad y sentido de justicia que han demostrado los magistrados que en las distintas instancias del servicio judicial, han tenido a su cargo el expediente del caso relacionado con mi hijo,  y ahora mantengo la misma posición de confianza.
10.- Ante la decisión  que tome la Suprema Corte de Justicia, ahora apoderada de los recursos interpuestos por la mayoría de los imputados, me inclinaré  reverente, porque soy respetuoso de las decisiones judiciales emitidas por jueces probos, probados en la rectitud y con historial de integridad y decencia.
 
 Pensilvania, 2 de enero de 2017.